"Aquí estoy, preciosa"

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Charlotte llegó al río. Ahora sí, llevaba puesta una ropa más cómoda como para entrar al agua un poco, si eso era lo que deseaba.

Estaba caminando por el hermoso puente de piedras que había sobre el río, cuando muy en el fondo abajo de un árbol, miró una mesa de madera, en esta pudo visualizar platillos de comida.

Su sonrisa apareció de nuevo en su rostro. Su corazón latía con mucho entusiasmo, no había duda que esa era una sorpresa de Engfa para ella.

Sonrío y siguió caminando hasta allá.

La tarde estaba llegando o el atardecer se estaba poniendo, lo raro era que cuando llegó finalmente ahí, no había nadie.

Su mirada viajó por todo el lugar, mientras sentía su corazón latir fuerte y sin parar.

"¿Dónde estás vaquerita, traviesa?", preguntó con diversión y en voz alta.

Finalmente había escuchado unos pasos suaves. Cuando estaba a punto de voltearse, unos brazos la rodearon por atrás, y una voz suave susurró en su oído lo siguiente;

"Aquí estoy, preciosa... Para entregarte hoy, completamente mi corazón"

Charlotte sonrió sintiendo su rostro arder, definitivamente no pensaba más en lo que había pasado ayer, ahora solamente se concentró en una cosa y esa era estar con su novia, tal vez hablar con ella o realmente no lo sabía, simplemente dejó de pensar.

"Es... muy hermoso, todo ésto P'Fa...", respondió cuando la pelinegra la volteó para finalmente mirarse una a la otra.

Engfa sonrío dulcemente, definitivamente la castaña se derritió con su sonrisa atractiva y esos lindos ojitos marrones.

"Eres hermosa..." Soltó mareada. "Y mereces más que esto, que te puedo dar", admitió sin soltar la cintura de la castaña.

"Oh, amor... lo único que me interesa es realmente que estés aquí conmigo y esto es demasiado, es tan especial para mí, necesitaba esto", confesó Charlotte con ilusión.

La pelinegra sonrío más y acarició esas mejillas con sus dedos.

"Te amo muchísimo ¿sabes?", murmuró sobre sus labios.

Era el turno de Charlotte, ella la abrazó fuerte contra ella y miró su rostro con amor.

"Hmmm... Bueno ayer no me lo dijiste", susurró besando sus mejillas y nariz.

"¿Así? Que tonta soy" Jadeo tomando los labios de Charlotte en sus dedos.

Ahora sus labios parecían los de un patito.

"Por eso te lo estoy diciendo ahora", finalmente beso repetitivamente los labios de Charlotte mientras los sostenía.

Luego sus manos se extendieron en su rostro y la beso con normalidad, suave y dulcemente.

Charlotte disfrutó de esos besos y mordiscos. Estos eran y serán los únicos labios que quería besar por el resto de su vida.

"Es momento de comer, tengo hambre y esto se ve tan delicioso", soltó Charlotte alejándose de los labios de Engfa, pero, está, siguió besandola una y otra vez. "¡AMORRRR!", pidió trató de alejarse de sus brazos, pero ahora Engfa besaba sus mejillas.

"La comida se enfriará", rió divertida cuando la pelinegra se alejó e hizo un adorable puchero.

"Está bien, esta bien", rió torpemente y las dos se sentaron una al frente de la otra.

La primera en llevarse una cucharada de comida fue Charlotte. Cuando finalmente probó esa comida, sus ojos se abrieron con sorpresa.

"Vaya... realmente esto está tan, malditamente delicioso", confeso sorprendida.

𝐒𝐔𝐂𝐇 𝐀 𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓 𝐋𝐎𝐕𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora