"Hmmh ¿Un beso más?"

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"Iré a buscar comida, pronto vendrán a verte", respondió y salió.

Estaba tranquila, lloró un poco cuando Isabella la dejó sola, lloró de felicidad y a la vez de preocupación, pero sabía en el fondo que su hijo estaría bien, su corazón se emocionó y se llenó de esa sensación cálida.

Cuando limpió sus lágrimas tocó su vientre con una extraña emoción recorriendo su cuerpo.

Engfa morirá de emoción y adoración, su padre también, con solo imaginarlo, Charlotte se derretió por la ilusión.

...

La mujer hermosa, había salido de la habitación, pero no antes de asegurarse de que Charlotte estuviera bien y despierta, tenía que comer para luego descansar.

Isabella caminó por los pasillos hasta encontrar a Engfa allí, con sus padres y suegros.

"¿Cómo está, ella Isa?", preguntó Engfa, levantándose rápidamente de la silla.

Todos estaban preocupados, porque Charlotte había estaba abatida y ahora se había desmayado.

"Está débil por no comer", respondió la joven doctora. "Necesita, algo de comer ahora", señaló dando una orden.

La mamá de Engfa corrió a la cocina, al igual que la mamá de Charlotte.

"¿Entonces?", preguntó él, es decir, el padre de la castaña.

"¿Por qué no quiere comer? ¿Puedo verla?", preguntó Engfa, también con desesperación.

La pelinegra estaba muy preocupada y asustada, se sentía un poco culpable por no prestarle un poco más de atención a su ahora esposa.

"Tal vez la falta de apetito se deba a un síntoma no tan común del embarazo", soltó finalmente, mirando a la pelinegra con una sonrisa suave.

Engfa abrió los ojos y la boca con sorpresa, su corazón estalló de alegría.

"¿Embarazada, mi hija?", murmuró el hombre con una sonrisa también.

Engfa miró a su padre y a su suegro, todavía estaba parada allí con la misma expresión, pero luego dejó escapar una sonrisa.

"¿En serio?", preguntó con adoración.

Isabella sonrió mientras asentía.

"Sí, tu esposa está embarazada, P'Fa, pero por el momento tengo que ser honesta, el embarazo puede estar en riesgo, debido al estado en el que se encuentra", dijo nuevamente con seriedad y preocupación.

"Está bien, ella estará bien...", susurró en voz alta. "Lo sé, los cuidaré con mi vida", respondió Engfa, tranquilizando su corazón y a los presentes. "¿Puedo verla?", preguntó emocionada.

Isabella asintió. Cuando las mujeres llegaron con la comida, Engfa se la llevó en las manos, quería dársela a su esposa.

La felicidad de la pelinegra era indescriptible, pero estaba aún más preocupada y asustada.

Caminó hacia la habitación. Estarían solas, las dejarían solas, más tarde los demás subirán a verla. Isabella aprovechó y les dijo lo que tenían que hacer a primera hora, mañana.

Cuando abrió la puerta, su esposa la miró, ambas miradas se encontraron.

Engfa la miró suavemente y con una gran sonrisa en su rostro se acercó.

"Nu, mi amor", susurró mientras caminaba y le entregaba la comida. "¿Cómo te sientes? No mientas", preguntó y pidió.

Charlotte la miró e hizo un puchero adorable que derritió el corazón de la mujer de cabello negro.

𝐒𝐔𝐂𝐇 𝐀 𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓 𝐋𝐎𝐕𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora