Nunca tendrán suficiente de ellas...

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Engfa y Charlotte se embarcaban ahora en su viaje de luna de miel a la ciudad de Londres, ya que Charlotte quería mostrarle a su esposa la ciudad a la que había llamado hogar durante los años que estuvieron separadas.

Se pretendía que fuera una "minilunademiel", una rápida ya que el embarazo de la castaña avanzaba y sus padres no querían perderse ningún momento de ella.

Pero realmente Charlotte, si quería viajar a muchos países, quería mostrarle todo, tener momentos y llevar a su esposa a lugares increíbles.

Engfa había trabajado duro, se merecía eso y más, Charlotte quería compartir sus sueños con ella y llevarla a donde quisiera.

...

❝Una semana después en Londres...❞


Esta semana, la pareja de recién casadas había estado recorriendo ciudades no solo en Londres.

Engfa finalmente había y conocía lugares que la dejaron sin palabras.

Todo realmente se sentía bien y lo estaban disfrutando. Hoy no era la excepción, muy temprano en la mañana habían viajado a Brighton, su playa parecía ser la mejor opción para ellas.

...

El día era agradablemente cálido, la playa estaba tranquila aunque estaba rodeada de mucha gente.

Pero eso no importa en absoluto, ya qué la pareja tenía un buen lugar bajo una gran sombrilla que las protegía del sol.

Charlotte llevaba un hermoso traje de baño ceñido al cuerpo, su cuerpo se amoldaba bien a él, su barriga de tres meses era más notoria, también llevaba un pequeño sombrero de playa que la hacía lucir adorable.

Así que esa era la razón, realmente era por eso qué Engfa no dejaba de verla, sus ojos pasaban siempre pegados a ella. Y porque Dios, en realidad solo Charlotte podía verse linda, sexy y adorable embarazada.

Sus mejillas rojas estaban llenas de protector solar, su boca y manos, por otro lado, estaban llenas de migas de papas fritas y más.

La mujer de cabello negro sonrió y se lamió los labios mientras la miraba con adoración.

"¿Me dejas algo de eso, esposa mía?", preguntó la pelinegra con una sonrisa traviesa.

Charlotte la miró mientras deslizaba la mano una vez más hacia la bolsa de patatas fritas para colocarlos en su sándwich. Creó que los sándwiches se habían convertido en su adicción.

"No creó, compra el tuyo", murmuró con la boca llena.

Engfa la miró sorprendida a pesar de que no era realmente la primera vez que su esposa no quería compartir su comida, pero le hizo un puchero.

"¿Por qué?", se quejó ahora. "Eso es mucho incluso para ti", señaló.

Charlotte negó con la cabeza.

"No, realmente no es mucho para los dos", respondió ella, señalando su vientre, que era más visible. "Mmmhh", gimió después con satisfacción mientras le daba un mordisco a su sándwich de jamón, pepinillos, papas fritas y miel con chile.

La pelinegra la miró con una ceja levantada.

"¿Qué?", preguntó Charlotte mientras lo miraba. "¿De verdad esperas que te dé esto?", murmuró.

"Tienes mucha hambre", respondió mientras le sonreía tontamente.

"Eso es obvio, amor... Estoy comiendo, por dos. Además, tu hija está deseando esto", murmuró mientras le daba otro mordisco a su sándwich.

𝐒𝐔𝐂𝐇 𝐀 𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓 𝐋𝐎𝐕𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora