Capitulo 1: L'inizio di un incubo?

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1. ¿El inicio de una pesadilla?

Alesha

Se hincó ante mí y yo me petrifiqué. Había imaginado este momento cientos de veces y ahora que estaba pasando, no sabía que decir.

Quizá era parte de la emoción del momento, lo que me sobrepasaba. Porque estaba emocionada, ¿cierto?. La llama de la duda bullía en mi estómago.

No podría decidir si era lo correcto, si estaba haciendo lo correcto cuando se sentía todo lo contrario.

—Cariño, sé qué eres la mujer de mi vida. Cásate conmigo.

Tragué, mirando sus ojos avellanas los cuales brillaban con intensidad.

Asentí y colocó el anillo en mi anular. Se levantó del suelo, limpiándose las rodillas y dejándome un casto beso en la boca.

Sonreí contra sus labios y él hizo lo mismo. Comenzó a besarme lento y yo le correspondí, con la misma lentitud que usaba para cuando me besaba.

Nos separamos para observar a nuestros padres. Papá se acercó apretando los labios, mientras que mamá caminaba junto a él con una sonrisa.

Marco me apretó fuerte contra su cuerpo, apreté su mano sobre mi cintura intentando darle una señal para que me suelte. Se separó de mí cuando sus padres también se acercaron.

—Felicidades, querida—Habló Amarantha, su madre, con su marido al lado—. Se que no encontrarás a nadie mejor como mi hijo.

Asentí, algo incómoda, mientras Rick O’ donnell me daba un abrazo.

—Felicitaciones, a los dos.

—Gracias, señor—Le agradecí.

Él sólo sonrió mirando a su hijo con cierto orgullo. Papá me obligó a seguirlo hasta su despacho, sabía lo que sucedería a continuación.

Cerró la puerta, y se sentó detrás de su escritorio con el porte regio que siempre llevaba consigo. Me escrutó con sus ojos azules y me obligué a no bajarle la mirada.

Cuando era niña siempre me llevaba con él sólo para preguntarme si era eso lo que quería, en cada decisión que tomaba como una niña tonta, y yo sólo le bajaba la mirada.

—¿Es lo que quieres, Alesha?—Inquirió.

Tragué duro, obligándome a no apartar la mirada de sus ojos azules.

Asentí, tratando de ocultar mi indecisión.

—Sí, papá.

Él apretó los labios y se acercó a mí, tomándome de los hombros.

—Sabes que si no quieres, o no te sientes lista te apoyaré sin importar qué, ¿verdad?

Asentí, rodeándolo con los brazos.

—Gracias, papá. Te quiero.

Él depositó un beso en mi coronilla y me apretó más contra sí.

—Yo también, cariño—Dijo—. Yo también.

§

Bajé de su regazo, dándole un casto beso.

—Lo siento—Le dí una pequeña sonrisa a modo de disculpa.

Me incorporé tomando mi teléfono, dándole a atender.

—¿Sí?—Cuestioné, caminando hacía el otro lado de la sala.

Marco me observaba desde su lugar, sentado en el sofá con la camisa desabrochada.

—Ya está aquí—La voz de mi padre suena por el altavoz—. No lo arruines, Alesha.

Venenosa Adicción [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora