Capitulo 40: Lei è mia

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40. Ella es mía.

Alana

Acaricié mi vientre suavemente, hice una mueca cuando el bebé pateó.

Puse un mechón de cabello detrás de mi oreja. Frené cuando vi a la hermosa mujer que caminaba por el centro comercial.

Caminé un poco más rápido, tratando de no caer.

Sabía que había vuelto y en verdad deseaba que volviera con mi hermano. Ambos merecían ser felices.

—¡Alesha!—la llamé.

Su cabeza giró en mi dirección, pero sólo frenó. Me acerqué sonriente, ella se quedó pasmada viendo mi vientre.

—Hola.

Sonreí y ella volvió su vista a mi cara.

—Alana—saludó y no me aguanté las ganas de abrazarla, lo cuál la tomó por sorpresa.

Me separé de su cuerpo.

—Estás…—volvió a ver mi vientre y pude observar dolor plasmado en sus orbes.

—Embarazada, si—dije apresuradamente—. Es de Gael, por cierto.

—Oh…Felicidades.

Asentí sonriente.

—Gracias.

Tomé sus manos entre las mías.

—De verdad me alegra mucho verte.

Alesha sonrió, una sonrisa verdadera.

—A mi también, en verdad—Comenzó a negar con la cabeza—. Con lo que pasó con tu…

—No te preocupes—la interrumpí, sabiendo que no quería hablar de Emiliano.— ¿Quieres ir de compras conmigo?¿Nos acompañamos mutuamente?

—Oh, claro.

—Genial.

Encajé mi brazo en el suyo y recorrimos juntas las tiendas.

§

Emiliano

—¿Tienes alguna idea de quién podría tratarse?

Negué con la cabeza, pasándome una mano por el cabello.

—He competido con demasiada gente estos años, hablando de lo laboral.

Ángelo se enderezó.

—No creo que esto se trate de un asunto laboral.

Fruncí el ceño y lo insté a continuar.

—Si me lo preguntas a mi, diría que la persona que provocó tu accidente tiene que ver.

—¿Hablas del accidente por el cual quedé en coma?¿No lo había orquestado…

—Sí—me interrumpió—. Pero un hombre de más de cincuenta años no podría manejar una motocicleta y menos provocar lo que ese tipo hizo.

Tomé un poco de coñac.

—Quizá le pagó a alguien.

Él asintió sin perder la seriedad.

—Él no hizo las cosas sólo.

—¿Qué quieres decir?¿Qué hay alguien más detrás?

—Por supuesto, murió pero luego Alesha se accidentó y…

Me tensé, lo observé detenidamente.

—¿Y?

Él negó mirandome cautelosamente.

Venenosa Adicción [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora