Venenosa Adicción [+18]

Capitulo 33: Finché la vita non ci troverà di nuovo

33. Hasta que la vida nos encuentre de nuevo.

Alesha

Sostuve su pequeña mano con mi dedo, sonriendo por la ternura que me causaba.

Era una recién nacida muy bonita.

Avery.

Ese era su nombre. Tan bonito como ella.

Carel se sentó frente a mi. Estábamos en su casa, ella acababa de dar a luz a Avery.

—Es tan hermosa.

—Estoy segura de que cuando tu tengas hijos, también serán preciosos.

Sonreí, algo incomoda. La idea de los hijos todavía no estaba en mi mente, con tantas cosas allí.

Y la parte en que también tendría que tener una relación estable para procrearlos…

Hice una mueca.

—¿Estás segura?

Asentí.

—Prefiero estar allí antes de comenzar las clases. De todos modos, solo falta un mes.

—¿Ya pensaste en las obras que subastarás?

Volví a asentir.

—Tengo unas cuantas de las que me quiero deshacer.

—Vaya, eso es…

—¿Genial? Lo sé.

—Triste, porque si las pintaste fue por las sensaciones fuertes que te generaban.

—Quizá, pero no nos podemos apegar a algo vacío.

Me dio una sonrisa triste.

—¿Realmente te sentías vacía cuando las pintaste?

Negué y luego me encogí de hombros volviendo mi vista hacía su hija.

§

Él había despertado. Y, me alegraba en el fondo. Alana me había mandado un mensaje hacía unos días, avisándome.

Claro estaba, que no respondí.

No demostraría que fue un alivio enterarme de eso, pero lo fue.

Amaba a ese hombre. Y me dolió su traición.

Me centré en la persona enfrente de mi. Marco firmaba su carta de renuncia. Habíamos llegado a un acuerdo, finalmente.

Ya no me importaba como lo hizo alguna vez, su engaño no me dolía más. Fue doloroso al principio, pero me alegré internamente de no haberme casado con él.

Me observó devuelta.

—Sé que te dañé, muchas veces.

Asentí.

—Lo hiciste, pero ya dejé de guardarte rencor—hice una mueca—. Tampoco te considero alguien cercano, aunque me hiciste feliz durante un tiempo.

Sonrió con nostalgia.

—Lo arruiné, Alesha. Y lo siento.

Me encogí de hombros, levantándome de la silla.

—Ya eres pasado, Marco.

—Lo sé, porque lo amas a él, ¿no?

No dije nada.

—Espero que no te lastime, Alesha. No te lo mereces, eres una gran persona. Espero que él sí te valore como yo no lo hice.