Capitulo 38: Promesse non così voute

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38. Promesas no tan vacías.

Emiliano

Crucé el umbral de mi solitaria casa. Bueno, no era solitaria del todo, no cuando los empleados llegaban.

Tiré mi saco en alguna parte de la sala y me encaminé a mi despacho. Tomé una botella de whisky y la abrí, sirviéndome en un vaso.

Joder.

La había visto.

Me senté en un sillón, tomándome todo el vaso.

Jodidamente la había visto. Tan hermosa. Tan etérea.

Sorprendentemente no me abofeteó, parecía querer hacerlo. Creí que lo haría, pero no. Ella prefirió no poner sus manos sobre mí.

Me odiaba a tal punto, que seguramente le asqueaba tocarme.

Me lo gané, sí.

Yo la perdí y fue mi maldita culpa. La idea de recuperarla se me hacía más lejana.

Ella no me perdonaría, ni hoy, ni nunca. Tuvo que volver porque fue una obligación, ella era feliz en París.

Era feliz. Sin mi.

 Ni siquiera llevaba el collar que le había regalado.

¿Se habrá enamorado de alguien más? ¿De ese tal Ángelo?

Giulio tuvo la grandísima idea de hacernos ir a ambos a buscarla a ella y su amiga.

Tomé mi telefono cuando sonó.

—¿Alguna novedad?

Gael hizo un ruido de afirmación.

Tenías razón.

—Te lo dije.

Sabotearon el motor del avión. A ti era al que querían muerto.

Apreté los labios.

—Necesito un investigador privado, quiero saber quién fue y por qué.

El amigo de tu ex…murmuró— El tal, ¿Ángelo? Fue quién ayudó a Alesha a averiguar lo de Isabella.

—Lo sé.

Tal vez, si hablas con ambos…

—No—lo corté—. No meteré a Alesha en esto, es mi asunto. Hablaré con Ángelo y le pagaré muy bien para tener su discreción sobre el tema.

Bien, como quieras.

—¿Cómo está mi hermana?

Embarazada.

Fruncí el ceño. Éste maldito imbécil…

—Eso ya lo sé, ¿cómo están ella y el bebé?

Tu hermana está bellísima, aún con esa barriga, sexy por ciertoIba a vomitar—. Y mi hijo, está bien, creciendo. Ambos están bien, los estoy cuidando.

—Más te vale, imbécil, porque sino aplastaré tu garganta como a…

Chao, cuñadito.

Colgó y me quedé mirando el telefono más tiempo del que debía.

Mi hermana pequeña estaba formando su familia y yo me encontraba estancado.

Tal vez debía dejar ir a Alesha de una vez por todas. Ella merecía ser feliz aunque no fuese conmigo.

§

Salí del ascensor, tomando paso a mi oficina. Saludé con mi mano a Jeanne, fue mi secretaria en el tiempo que Alesha no estuvo.

Venenosa Adicción [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora