Capítulo 12

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Luz se tiró al suelo, miró a su madre que estaba tras un sillón, Hugo se había lanzado a por la mujer del suelo y la había apartado de allí, el Ministro estaba tras otro de los sillones

-¡Luz! -gritó su madre y vio como el Ministro se acercaba a ella y la agarraba para que no se asomara

-¡Estoy bien! -gritó Luz por encima de los disparos, comenzó a contar entre disparos, es lo que tardaba el tirador en preparar el arma para un nuevo disparo.

Luz contó, esperó al próximo disparo, era a ciegas ya que Luz había corrido la cortina haciendo que el francotirador no tuviera visión. Después del disparo corrió para ayudar a Hugo a poner a la mujer contra el sofá, a cubierto

-¿Quién es ella? -preguntó Luz mirando a la mujer que se protegía la barriga

-Vienen a por mi hijo -dijo la mujer asustada-. Me quieren quitar a mi hijo

Los disparos se detuvieron al cabo de unos minutos, aun así permanecieron agachados un poco más para asegurarse

-¿Quién es ella? -volvió a repetir Luz en esta ocasión se había levantado y se había dirigido directamente al Ministro. El Ministro pareció pensar si podía confiar en Luz, pues dudaba mirando a la joven y a la mujer en el suelo-. Han ido por usted el día que ha traído a esa mujer a la casa de mi madre, la ha puesto en peligro y si no hubiera llegado a tiempo seguramente estaría muerta, al igual que todos los de esta casa

-Luz... -en la voz de su madre había una advertencia

-No se van a detener mamá y tú lo sabes mejor que nadie -dijo Luz

El Ministro sacó un teléfono y se lo entregó a Luz

-Llama a tu gente, hay que sacarla de aquí -dijo el Ministro-. Ella es la persona a la que Álvaro amaba

-¿Álvaro? ¿El Ministro del Interior? -preguntó Luz confusa

Luz no sabía que era lo que aquella mujer sabía, ni porqué era tan importante, lo que sí sabía es que si seguía allí la matarían. Cogió el teléfono del Ministro y marcó un número que sabía de memoria

-Soy yo -dijo siendo consciente de que no nombraría a la otra persona-. ¿Qué? No, no es posible, tengo al Ministro enfrente, está en mi casa -Luz apartó el móvil de su oído y miró al Ministro-. ¿Dónde está su coche oficial?

-¿Mi coche? -preguntó el Ministro confuso-. Se lo llevó Iván esta mañana discutimos, el suyo tenía la rueda pinchada y se llevó el mío

-Julio -dijo Luz sin importarle ya que el Ministro la escuchara-, al llegar a casa había un francotirador, ¿es posible que uno fuera a por el coche y otro a por el coche personal del Ministro? Iván, el hijo del Ministro, es quien está dónde estás tú, dame la dirección y ten mucho cuidado

-Te acompa... -dijo el Ministro siguiendo a Luz cuando ésta iba hacia la puerta

-¡No! -Luz se paró en seco-. Lo buscan a usted, si descubren que es Iván quien va en el coche puede ser que lo dejen en paz, pero si lo ven aparecer dispararan, usted podría poner en peligro a todos -Luz miró a su madre-. Llama a los tuyos, que se la lleven, mientras menos tiempo esté aquí menos peligro correréis

Emilia miró a su hija, la abrazó, ninguna de las dos dijo nada, ambas sabían que la otra sabía cuidarse sola, que sabrían lo que hacer, así que se miraron a los ojos y asintieron

-Espera -dijo el Ministro deteniendo a Luz-. Llévate esto

Luz miró sorprendida al Ministro cuando sacó una pistola de su cintura, no dijo nada, solo la cogió, no era el momento de preguntarle por qué tenía una pistola, ni siquiera por qué la llevaba encima, o el motivo por el que no la había sacado cuando les disparaban. Luz supo la respuesta, aquel hombre no estaba acostumbrado a usarla, se preguntó si sabría siquiera empuñarla, pero lo que sí supo es que él ya sabía que estaba en peligro.

Me lo juego todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora