Capítulo 13

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-Ese tío... Julio, ¿volverá a tiempo? Necesitas que alguien te mire ese brazo -dijo Iván viendo como Luz estaba cada vez más pálida

-Ha ido por medicamentos para Sara, si no trae antibióticos morirá -dijo Luz mirando el rostro pálido de la que había sido su mejor amiga desde hacía años, la persona en la que más confiaba, su mano derecha, Julio era la izquierda.

-Tú necesitas un médico podemos ir...

-Iván, estamos solos, si vamos a alguna parte estamos muertos, ¿lo entiendes? -preguntó Luz con calma-. Puede que tú te salves por tu padre, pero ella -dijo mirando a Sara-, yo o cualquiera que esté con nosotros moriremos

-¡Pero si no habéis hecho nada! -Iván estaba asustado, era evidente, su mundo se acababa de venir abajo, no era tan inocente, sabía lo que pasaba pero le daba igual, no era algo que le afectara a él ni a nadie que le importara, pero había cambiado cuando le habían intentado matar, cuando por primera vez su vida sí había estado en peligro-. ¿Qué puedo hacer?

-Ayúdame a ir al cuarto de baño -dijo Luz apoyándose en él para levantarse, pasó su brazo bueno por los hombros del chico mientras él la cogía de la cintura y la ayudaba a llegar al baño.

Luz se miró en el espejo, sin importarle estar en sujetador, se quitó su camiseta ensangrentada que hacía de venda.

-Ayúdame a quitarme los pantalones -dijo Luz al ver que no conseguía bajarlos con una sola mano

-¿Qué? ¿Por qué? -preguntó Iván

-Necesito meterme en la ducha, tengo que lavar la herida para poder verla mejor, volver a salir con los pantalones mojados llamará demasiado la atención

-¿E ir con la ropa interior mojada no?

-No voy a desnudarme delante tuya y necesito que me ayudes con la herida

Iván ayudó a quitarse la ropa a Luz, que se quedó únicamente en ropa interior, Luz se sorprendió de que el chico que tendría su misma edad, no se propasara, lo había visto mirarla el culo y las tetas en alguna ocasión, pero a la hora de quitarle la ropa que podría haber tocado con la excusa de desnudarla, había sido bastante atento. Lo que demostraba que toda la coquetería que usaba cuando estaban en su casa, era solo una fachada

-Te gusta de verdad... -dijo Luz comprendiéndolo de repente

-¿Quién?

-Manuela -dijo Luz que creía que solo la criada estaba enamorada, pero estaba equivocada, Iván no jugaba con ella, a él también le gustaba.

-No sé de qué estás hablando -dijo desviando la mirada.

-Mira mi espalda, ¿hay herida de salida? -preguntó Luz aceptando el silencio del chico

-Sí, pero está sangrando

-Eso es buena señal, la bala no está dentro

-¿Eso qué significa?

-Que no tendrás que sacarla, necesito... -Luz se dejó caer en el suelo de la ducha-. Busca algo de hierro... -Luz se tanteó la herida-, un cubierto y fuego... un mechero... lo que tengas...

Luz estaba cansada había perdido mucha sangre, la herida no era mortal, se repondría, había visto peores, Sara era un caso, ella sí lo tenía difícil, ella solo tendría que rezar porque no se infectara y descansar para reponer la sangre perdida

-¡Aquí está! -dijo Iván trayendo las cosas

Luz salió de la ducha, se sentó en el suelo del cuarto de baño, cogió una toalla y la puso a su lado, se secó la herida, sin apretar. Cogió la cuchara que el joven Covarrubias le había llevado, con el mechero empezó a quemar el mango hasta que comenzó a ponerse rojo.

Me lo juego todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora