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Miguel O'hara

Después de que nació mi hija, creí que no había otra cosa que me hiciera feliz, pero con _____ a mi lado, durmiendo como lo hace, tan pacíficamente, soy un hombre afortunado. Pero yo aun no podía consiliar el sueño.

Aún tenía intriga por las marcar que vi en su cuerpo, qué cubrían su abdomen y pecho, parecía ser una marca de accidente automovilístico, cuando me las enseñó, no pude decir nada, y tampoco lo iba a hacer, si a ella le costó mostrarmelas, estoy seguro, que le costará el doble decirme porque las tiene. Las que aún no me explicaba eran las de sus piernas, parecían quemaduras, estoy en duda con qué se las habrá hecho, o si alguien se las provocó.

Si te hubiera invitado a salir antes, cuando íbamos en la universidad, ¿confiarías más en mi a como lo haces ahora? No tenía una respuesta, asi qué la atraje hacia mi, respirando profundamente, el calor que emanaba se sentía reconfortante, sentir su cuerpo, sin ninguna barrera más que nuestra ropa interior, y cerré mis ojos, uniéndome en sueños junto a ella.

_____ _____

Mi cuerpo se sentía pesado, y no quería moverme en muchos días, las sábanas eran tibias. De repente sentí un peso sobre mi, que comenzó a besar mis omóplatos

—Buenos días _____ — Miguel susurro en mi oído, haciéndome reír.

—Buenos días Miggy — respondí, aun con mis ojos cerrados.

—¿Dormiste bien? — me pregunto, metiéndose dentro las sábanas junto a mi, y un olor llego a mi nariz

—Muy bien, ¿Y tú? — me abrazo, sus brazos podían cubrir la mayor parte de mi cuerpo

—También, aunque amanecí mejor de lo que dormí— sus palabras eran coquetas.

— ¿Te diste un baño? — abrí mis ojos, mirando su rostro, y su cabello estaba húmedo

—Sí, tu también deberías darte uno, antes de desayunar— beso mi frente, era reconfortante.

—Lo haría pero hay un problema — lo mire acusatoria

—¿Qué pasa? — me miró preocupado

—Me duele la cadera, no puedo moverme— quería sonar enojada, pero me ganó la risa

—Oh, lo siento— él también se rio de mi desgracia, por supuesto, él es el causante de mi dolor. De repente aventó las sábanas, dejándome al descubierto y a él en una bata de baño —Entonces te llevaré a la ducha

—¡Espera Miguel! ¡Ah jajaja! — me cargo como princesa, yendo rumbo al baño —¿¡Entrarás conmigo!? —Me asuste en cuanto entro conmigo hasta la regadera del baño

—Sí, me haré responsable de ti, además.... —se acercó peligrosamente a mi oído — No me molesta bañarme dos veces— su voz tan grave me dio escalofríos, mentiría si dijera que no me excito.

Cuando el agua caliente cayó sobre mi cuerpo, el dolor de la noche anterior desapareció. Y caí en cuenta que Miguel, no preguntara de mis marcas, sino que al contrario, era atento, amable y muy carismático, agradecía qué no preguntara, así evitaría que el se quedará conmigo por empatia. Sentí su cuerpo tonificado en mi espalda, y sus grandes manos posarse en mis caderas. No llegamos a más, simplemente él me ayudo a darme un baño, parecíamos una pareja recién casada, y me gustaba.

—Tú hija me va a odiar— Ya fuera de la regadera, yo secaba mi cabello, y él su cuerpo.

—¿Por qué lo dices? — detrás de mi, frente al espejo, dejándome ver su abdomen y su cuerpo

—Porque su papá no llego anoche a casa, dirá que se lo estoy quitando.— me gire, y subí al lavamanos, sentándome.

—Es temprano, a esta hora ella sigue dormida— eso no me dio una respuesta, y él lo noto, así que se acercó a mi, poniéndose en medio de mis piernas— Hagamos esto— puso sus manos en mi cadera.

—¿Qué haremos? — tome la toalla en su mano y le ayude a secar donde aún había rastros de agua.

—Si nos vamos ahora, podemos ir por ella y salir a desayunar los tres, ¿te parece? — su propuesta me maravillo pero creo que aún es pronto

—No lo sé Miguel, quiero decir ¿Y si no le agrado? Ver a su papá con alguien diferente a su mamá, debe sentirse extraño— di mi punto de vista

—No lo veo así, a ella le agradas, por alguna razón — su comentario me sosprendio.

—¿Ella me conoce? — de verdad que era sorprendente

—En fotografías, cuando fue la reunión de exalumnos, le mostré una foto donde estábamos todos y le dije que te vi ahí, y parece que le agradaste —eso fue muy tierno y me hizo ruborizar

—Esta bien, pero debo ir a casa por un cambio de ropa, e iremos a un restaurante que conozco— le di un beso fugas en los labios, y me baje del lavamanos.

—Bien, llamaré a Noah para que venga por nosotros — tomo su teléfono, pero fui más rápida y se lo arrebate

—Dije que iremos a un restaurante que conozco, así que yo invito— el me seguía porque yo tenia su teléfono.

—Pero llamaré a Noah para que nos lleve amor— Estábamos jugando

—No, deja hacerlo a mi manera— puse su teléfono detrás de mi espalda, mientras caminaba de reversa, con el siguiendome.

—De acuerdo, pero devuélveme mi teléfono —reí

—Muy bien, toma— le extendí su teléfono, pero no vi sus otras intenciones

Jalo de mi muñeca, y me cargo, haciéndome reír, y terminamos tumbados en la cama, en medio de un juego de besos y cosquillas, que él termino ganando.



—¿Qué hacemos en el estacionamiento?— Miguel y yo caminábamos de la mano en medio del lugar.

—¿Creíste que venía en taxi o algo así? — saque mis llaves de mi auto, encendiendolo con el botón, y a él parecía gustarle.

—Lindo auto, ¿Mercedes clase E? — parecía que no podía ocultar su gusto por los autos lindos.

—Así es — se quedo pensando— ¿Creíste que por ser jefa de editorial no podría costear un auto? — él no era prejuicioso, solo me gustaba molestarlo

—Sabes que no es así, solo pensé que te gustaban los tonos vivos, me gusta el negro— sonrió y yo igual

—¿Quieres conducirlo? — parecía un niño mirando un juguete.

—¿Me dejarías? — sus ojos brillaban, era adorable, como decirle "No"

—Entonces andando— le avente las llaves, qué el tomo con facilidad.

Sé tomo su tiempo para contemplarlo, y me abrió la puerta del copiloto, yo entre, y de nuevo se tomó su tiempo. Aunque fuera de esta forma me encantaba hacerlo feliz.

El entro al auto, y lo encendió, oyendo el rugido del motor. Como un lindo niño




Sé Que Te Amo { Miguel O'hara × Tú} [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora