Sé Que Te Amo { Miguel O'hara × Tú} [AU]

~° 22 °~

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Los tres comimos a gusto en el comedor, aunque Miguel y yo aun teníamos un tema pendiente, no dejaríamos que Gabi se deprimiera por eso, era tema de adultos, a decir verdad, pero desafortunadamente, ella no podía estar fuera de tema, porque a ambos nos importaba mucho.

—Ya termine mami — limpie un poco de la crema del spaguetti de su carita.

—¿Te gustó amor? — le pregunté curiosa, esperando que mi sazón les gustará a ambos.

—Lo mejor que he probado, ¿no es así princesa? — Miguel apoyo

—¡Sí, quiero que mami cocine siempre! — me sonroje ante sus comentarios.

—Me alegro que les haya gustado — Sonreí.

—Amor, ve a hacer tu tarea, mamá y papá recogerán aquí — Miguel tomo los platos.

—Okey— y mi pequeña se levanto— ¡Ven Nio! —subió a su habitación seguida por el cachorrito,

Ambos la miramos, esperando a oír la puerta de su habitación cerrarse, no podíamos aplazar el tema principal.

—Dime, ¿Qué fue lo que paso? ¿Qué quería esa mujer contigo y Gabi? — aun sentados en la mesa, pero no era el lugar correcto para conversar.

—Tranquilo, vamos a otro lado, esto no quiero que lo oiga Gabi— Tome su mano, diciéndole con ese gesto que fuéramos a otro lado.

—Bien... María, ¿puedes encargarte? — Miguel señaló a los trastes en la mesa

—Si señor, no hay problema— Ahora Miguel me guiaba hacia afuera de la casa.

El patio era algo amplio, pero no lo suficientemente para perdernos en el, de toda su casa, había una parte de su patio qué me era linda. Era una sala exterior, en un lugar apartado del jardín

Me dijo que me sentará, mientras el intentaba prender la fogata. Yo acomodaba un poco los cojines para que fuera como para ambos, junto a unas mantas guardadas ahí.

—¿Qué fue lo que pasó? — me pregunto mientras acomodaba unos leños

—Pues... Cuando fui por Gabi a su entrenamiento y la recogí, decidí que quería cocinarles algo a ustedes, así que fuimos al centro comercial — reír un poco cuando Miguel solo sacó chispas del fósforo, y lo rompió.

—Aja... — seguía concentrado.

—Nos la encontramos en uno de los pasillos, y empezó a querer llevarse a Gabi, claro no iba a permitirselo— recordarlo me hacía enojar.

—Esa es mi mujer — siguió batallando con los fósforos.

—Así no se hace amor — me agache junto a él, quitándole sutilmente la caja de fósforos

—¿Ah no? — me miro dudoso

—No, debes prenderlos asi— saque uno y comencé a prenderle fuego.

—¿Y qué paso después? — retomando la conversación

—Pues quería corroborar lo que le decía, y nos siguió a casa en su auto, cuando llegamos aquí, actuó como si fuera todavía la dueña— rompí el fósforo del enojo