Alec
Nos juntamos en la comisaría. Estamos en aquella sala especial de interrogatorios. Los cuatro. La cosa es que no es un interrogatorio en cuestión, esto es una pelea.
Desconozco mi actitud despectiva y analizadora, pero me siento bien con ello ante la incomodidad que he generado en el ambiente. Aunque, aun así, los gritos están.
—¡No tenías orden de disparar! —le reclama uno de los oficiales.
—¡Mi hermana está luchando por su vida porque no supiste hacer el maldito trabajo! —golpea la mesa lleno de ira.
Sigo sorprendido por su presencia, aún no me acostumbro y lleva horas a mi lado.
—¡Ella ya estaba mal!
—¡Y ahora peor! —suelto furioso.
Me mira levantando una ceja. Esa maldita sonrisa de orgullo.
—Mira—lo señalo—. Tú y yo no somos amigos, ¿Me oyes? Estás lejos de serlo, pero hablamos de Clary—miro al policía—. Ella estaba siendo apuntada con un cuchillo y ustedes cedieron a todo.
—¡Era eso o que apuñalara a la chica!
En menos de nada, el puño de mi compañero se estrechó en la cara del oficial.
Todos corrieron a separarlo y yo me quedo allí observando.
—¡Lo hizo de todas formas!
De brazos cruzados, vuelvo a hablar mirando al imbécil que la cagó.
—Supongo que en la escuela de policía les enseñaron cómo se debe disparar, ¿no es así? Que no tienen que tener miedo.
—Nos enseñaron a ceder cuando el victimario amenaza a la víctima—intenta defenderse.
—Probablemente—sigo pacífico—. Pero el que terminó hiriéndola de gravedad, el que terminó disparando, fuiste tú. Así que, si ella está luchando dentro de ese quirófano, no es solamente por la hipotermia. Por los golpes incontables que tenía, ni sus heridas abiertas. Sino también, por el disparo que diste. Y encima te equivocaste de persona.
—Ya pedí disculpas—masculla.
—Puede ser, pero tus disculpas no arreglarán lo que hiciste—de vuelta miro al chico, mi enemigo pasado—. Nada la traerá de vuelta—y él me entiende. Vuelvo al hombre inútil—. Seré claro y conciso, ahora mismo me encargaré de darte de baja y que nunca nadie te contrate en ninguna comisaría. Vas a estar desempleado. Y si a ella le llega a pasar algo, estás muerto.
—¿Me está amenazando?
—No, te estoy avisando— me pego la vuelta.
—¡Puedes ir a la cárcel!
—Sí, ajá, como digas.
Salgo y subo en mi coche para ir a un bar. Enciendo un cigarro y doy mi primera calada. La última vez que fumé, fue hace más de tres años. Lo dejé, y ahora…ahora una situación ha sobrepasado de mí.
Llego y me siento en la barra. Pido lo más fuerte y espero mi trago.
Otra persona se coloca a mi lado, lo veo por el rabillo de mi ojo.
—Lo mismo que él—ordena y yo sonrío despectivo.
—Vaya, quién lo diría.
—Mi hermana todavía está en cirugía. Las cosas se están complicando por su estado.
—¿Cómo lo sabes? —me mantengo desinteresado.
—Porque lo he escuchado antes de esconderme.
—Ya... típico de ti.
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Clary ✅ (#3)
Phi Hư Cấu«Supongo que el sufrimiento es parte de la vida, ¿no? Dicen que lo que no te mata, te hace más fuerte. Vaya que lo sé» © Todos los derechos reservados