Capítulo 31

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Y con este capítulo me despido por hoy. Que lo disfruten.

♪♪♪♪♪♪♪

Clary

Sin avisar, me presento en la casa de Alec unos quince minutos después.

Él me abre, y la sorpresa en su semblante es muy clara.

—¿Clary?

—¿Puedo pasar? —pido a nada de volver a llorar. Pero no lo haré.

—Claro—se hace a un lado e ingreso—. No te esperaba.

—¿Estás ocupado? —giro sobre mis talones para verlo—. No podía quedarme en mi casa, y… ¡Dios! Necesito tocar un piano, y he visto que tienes uno junto al gran ventanal de la sala.

—Vaya…me siento usado—dice con real sorpresa.

Dejo salir una pequeña risa y niego con mi cabeza.

—Puedes utilizarlo. Sabes dónde está.

Voy hacia allí saltando cual niña pequeña. El caminar, y poder tocar un piano, me hace bien, despeja mi mente y es un nuevo empezar.

Mientras dejo que mis dedos empiecen a liberar la tensión, la ira que llevo ante la noticia. Mientras me descargo con una melodía sin sentido, algo nuevo para mí, pienso.

Sí, me equivoqué. No debí reaccionar así.

Cierro mis ojos disculpándome a mí misma por el estúpido ejemplo de morir. Obvio no quiero morir.

Abro mis ojos al sentir compañía. Efectivamente, Alec está senado junto a mí. Deja un casto beso en mi hombro descubierto, antes de detenerme, y empezar con una canción bastante familiar. Más tranquila y, debo admitir que mucho mejor.

—Ven—habla al acabar la canción.

Tomo su mano cuando me la extiende y subimos al segundo piso. Es la primera vez que conoceré esta parte de la casa.

—¿Lista?

—Eso creo.

—Más emoción, chica, te mostraré algo jamás visto.

Rio en lo que seguimos caminando. Nos detenemos frente una puerta.

<< ¿Nos está tomando el pelo?>>

—Oh, vaya, que linda puerta.

Él deja salir una risotada antes de abrir la puerta y adentrarnos.

—Madre santísima—musito boquiabierta al ver una gran mesa, arriba una tabla de surf—¿La has hecho tú?—me acerco.

—Así es—espeta orgulloso.

—¿Puedo tocarla?

—Adelante—incentiva con alegría.

Paso suavemente la yema de mis dedos por la pulida tabla amarilla. La miro asombrada.

—Eso no es todo—dice como si mis ojos no hubieran presenciado ya, demasiada belleza—. Ven.

Clary ✅ (#3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora