Epílogo

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Querida Clary:

Empezemos esta carta. Admito que me ha llevado un buen tiempo iniciarla. Espero me entiendas, no estaba en mi mejor momento.

Tal vez nuestros primeros años de vida no han sido los mejores, pero lo que vino después fue perfecto.

No te preocupes, pequeña, siempre encontrarás a alguien que te quiera por tus virtudes y defectos. Que te acepte tal cual eres y bese cada una de tus cicatrices. Te diga y demuestra lo importante que eres y que, aun así, sabiendo tu infancia, decida quedarse a tu lado.

Han pasado cinco años de lo sucedido, en total, han sido quince operaciones para dejarme lo mejor posible.

Sí, mi columna vertebral ha quedado dañada.
Una gran cicatriz desde el inicio de mi hombro derecho, a mi espalda baja era demasiado notoria. Pero también , pudo ser peor.

Podría decir que el camino ha sido fácil, que nunca me sentí acomplejada e inútil, pero te estaría mintiendo, y se trata de ser honesta, ¿No?

No ha sido ni de cerca, sencillo. He hecho fisioterapia, estuve en una silla de ruedas por dos años. Han habido caídas. Muchas. Llantos. A veces quería frenar con todo y rendirme, pero jamás me dejaron hacerlo. Alec. Papá. Mamá. Jay. Mis tíos. Mi abuelo. Mis hermanos. Nunca me dejaron que el rendirme sea una opción. Y agradezco eso.

-¿Estás lista? -preguntó papá.

Aplané mi vestido. Miré las cicatrices a simple vista en mis brazos. Mi cuello. Y en mi rostro, la de siempre.

-Lista-le sonreí.

Él se acercó a mí. Me miró por el gran espejo y elevó sus labios con melancolía.

-Estoy orgulloso de ti, Clary Afacán, y no quiero que te vayas sin que lo sepas.

Di media vuelta y lo abracé como si mi vida dependiera de ello.

-Te quiero mucho, papi.

-Yo a ti, mi niña-su voz flanqueaba.

-¡Deja a la chica que se le hará tarde! -apareció mamá regañándolo.

Ambos reímos y papá tomó mi equipaje.

Salimos de casa y subimos al coche. Nos estaban esperando en el aeropuerto.

Mientras él ponía música y mamá hablaba con el móvil, yo me mensajeaba con mi compañero.

-Me sudan las manos, me invaden de preguntas, ¿dónde estás? Dime por favor que no te has retractado.

-No, pero.... podría.

-Pero no lo harás.

-Tienes miedo de que... ¿Te deje varado?

-Tengo miedo de que no salgan las cosas como lo llevo planeando por mucho tiempo. Dime qué no te acobardaste.

-Calma. Ni que me estuvieras por pedir matrimonio -bromeé.


Escribió. Dejó de escribir. Escribió . Dejó de escribir. No estaba en línea.

-Mierda.

Pequeña Clary, la vida está llena de sorpresas. Te lo digo yo. Mi vida estaba planeada meticulosamente. Sabía que quería hacer a cada edad. Pero créeme, que jamás, jamás, pensé que acabaría así.

Calma, chiquita, verás que a veces los cambios son buenos.

No dejes de luchar, porque la vida acabará por recompensártelo.

Clary ✅ (#3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora