ClaryMe pongo mi chubasquero, unas botas de agua, y escucho la bocina de un coche.
Miro mi aspecto. Mis gafas negras diarias, aquellas que vengo utilizando hace un tiempo, y me resultan más cómodas que las lentillas.
Si tengo que admitir algo, es que todos en el conservatorio están tan concentrados en los exámenes o en la excelente pareja que hacen mi ex y su nueva novia, que les parezco un cero a la izquierda. Y no puedo estar más feliz por aquello.
Bajo las escaleras, me encuentra a mamá que sale del despacho de papá con cara de pocos amigos, pero cuando me ve, sonríe.
—¿A dónde vas así? —pregunta frunciendo el ceño.
—¿Papá y tú van a separarse? —voy al grano—. Porque es normal que las parejas peleen, pero nunca los he visto tanto tiempo enojados.
—Oh, te olvidas la parte en la que me mandó al sillón—comenta papá detrás de ella, lo que hace enfurecerla más.
—No te he mandado al sofá, pero como sigas con esto, no dudes que lo haré—masculla apretando los puños—. Clary—vuelve a mí con calma—, ¿ a dónde vas?
—Alec me quiere llevar a no sé donde.
—Pero está lloviendo—replica papá.
—Pues no lo sé, pero entre saber que vamos a hacer, a quedarme encerrada viendo cómo se matan con la mirada, prefiero lo primero, la verdad. ¡Adiós!—los saludo buscando un paraguas.
Cuando me acerco al coche de Alec, él abre la puerta rápidamente, y a la misma velocidad, ingreso.
—Hola.
—¿Lista?—me sonríe contento.
—No sé para que, pero...adelante.
Pone el coche en marcha y prende la radio.
Suenan dos canciones de la época en la que se conocieron mis padres. Canciones que hasta el día de hoy, seguimos escuchando. Tambíen las de los años del abuelo.
De pronto, la última nota acaba, y vuelve a hablar el locutor.
—Muy buenas tardes, queridos oyentes, espero que su día haya tornado de maravilla. Luego de la pequeña pausa, volvemos con las noticias.
—Esta vez no son muy buenas—lamenta su acompañante—. Alma Yeldan era una muchacha de quince años, sus padres denunciaron su desaparición ayer por la noche. Hace unos minutos encontraron su cuerpo dentro de una bolsa de consorcio al lado del rio.
Trago grueso, Alec intenta cambiar, pero es como si la vida se empeñara en que escuchásemos, porqué tal parece la radio se trabó, por lo que la noticia seguía corriendo, no importaba si Alec lo intentaba, las palabras salieron igual.
Mutilada. Ahorcada. Su cuerpo lleno de magulladuras. Violada.
De pronto no escucho más nada. No sé en qué momento sucede con exactitud, pero estoy en el suelo, con mi respiración agitada, la lluvia cayendo a cantaros y Alec frente a mí, con sus manos apoyadas en mi rodilla intentando calmarme.
ESTÁS LEYENDO
Clary ✅ (#3)
No Ficción«Supongo que el sufrimiento es parte de la vida, ¿no? Dicen que lo que no te mata, te hace más fuerte. Vaya que lo sé» © Todos los derechos reservados