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Veía a todos comprar y sentía que no estaba a su nivel, la mayoría de personas (todos) iban con ropa cara y lujosos zapatos.

No podía evitar compararse mientras a Chris parecía valerle venir con él, pero a él sí le avergonzaba que fuera la compañía de Chris.

—En verdad no lo necesito –Intentó convencerlo Felix, pero a Chris todo le valía y de igual forma terminaría por comprarselo.

Era tan necio.

—Te lo pagaré, lo prometo –Dijó rendido Felix, intentando hacerse sentir mejor aún que a Chris no le importaba sí recuperaba el dinero o no.

—Aquí están los modelos, son los más nuevos de las mejores marcas –Le avisó el rubio y Felix abrió los ojos.

Sonaba muy mal, muy caros.

—No necesitas pagarmelo, yo entiendo.

¿Pero que?

¿qué entiendes? Quería preguntar, pero se contuvo.

Sin duda era un hombre con bastante dinero que ya no sabía ni cómo o en dónde gastarlos.

—Tal vez no pueda pagarte toda ésa cantidad de dinero, entonces, ¿Puedo pagarte de alguna otra forma?

Chris lo pensó un poco, hasta que finalmente se encogió de hombros.

—Podrías hacerme compañía, no me gusta estar solo y Minho casi nunca está en casa, de todas formas no pasó tanto tiempo en casa, supongo que a ambos no beneficia de alguna forma –Ofreció y a Felix se le aceleró el corazón.

¿qué sí le beneficiaba?

¡Le estaba haciendo las tareas más fáciles!

Ahora ya no tendría que excusarse para ir a su casa.

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—¿Te gustó tú teléfono? –Preguntó Chris cuándo entraron al auto.

El pelinaranja no tenía palabras, era el mejor teléfono que había tenido y seguramente el mejor que tendría en toda su vida.

Sin saber porqué, se abalanzó a abrazarlo antes de que encendiera el auto.

Se separó instanteamente algo avergonzado.

Chan sonrío mostrando sus oyuelos y le acarició sus cabellos anaranjados.

—¿Quieres ir a mi casa, Lix? Me parece que Minho no llegará hasta mañana por la tarde –Dije, sin dobles intenciones, pero no tenía idea de cómo podría interpretarlo Felix.

Éste básicamente estaba echó un tómate, reí por ello.

No lo culpaba, quizás si podría llegar a malpensarse.

Negué y conduci hacia mi casa, debía admitir que aún no quería dejarlo irse a su casa.

¿Por qué?

No lo sabía, siempre se excusaba con su lobo cuándo se trataba del chico.

Aún que no lo estaba vacilando bien, ¿qué harían en su casa?

Vaya, debía pensarlo dos veces antes de ceder ante su lobo.

Cuándo llegaron, decidió por bajar primero él y abrirle la puerta a Felix, éste enrojeció totalmente ante su acción.

¿acaso lo estaba cortejando..?

Tal vez lo hacía inconscientemente, tal vez eran solo órdenes de su lobo, tal vez se gustaban mutuamente, no lo sabía.

Tampoco quería ilusionarse.

Sin darse cuenta, ya estaban en la cocina de la primera planta.

Se sentó en el sofá y miró lo que estaba enterrado en el sofá, sin poder evitarlo, lo sacó y cayó en cuenta qué era.

Un brasier.

—S-sobre éso.., es de Momo, no le gustaba traerlo entonces se lo quitaba y lo dejaba por ahí –Trataba de explicarse Chan, estando tan nervioso al hacerlo.

—Esta bien, es su casa, no tiene que darme explicaciones. –Comentó volviéndose serio de un momento a otro, con sus ilusiones al suelo.

Chan se quedó sin palabras por eso.

Tenía la necesidad de decirle que no pasó nada entre ellos, que era verdad lo que decía, pero optó por callar.

Al final, Felix tenía razón, no le debía explicaciones.

Se quedaron en silencio, sin saber qué decir, ambos inconscientemente se habían desilusionado.

Chan había caído en cuenta que lo suyo jamás sería posible, volviendo a poner distancia entre él y el chico.

Mientras Felix estaba empezando a creer que Chan volvería con Momo y jamás serían una pareja.

Y la verdad es que ninguno quería imaginarse al otro despertando por las mañanas con otra persona, tocados por las manos de otros en las madrugadas frías.

Pero también ninguno daría el primer pasó.

—Creo que debería irme –Soltó pensativamente Felix.

—Te llevó

—Esta bien, ya salió el sol, puedo caminar –Negó Felix y Chan volvió a insistir.

Sin embargo Felix volvió a negar y cogió su mochila, la cuál estaba abierta y cayó al piso cuándo intentó ponerla en su hombro.

Chan la levantó, aún que las cosas cayeron al piso al hacerlo.

Y ambos miraron lo que no esperaban ver..

Fotos de él regadas en el suelo, en el auto, en la cafetería cuando iba a desayunar y llegando a casa.

Chan alzó una ceja y miró a Felix, quién estaba rojo por la vergüenza.

Jeongin tenía razón, había sido una mala decisión guardar algunas en su mochila.

—Puedo explicarlo

—Necesito que lo hagas

—Mi amigo Jeongin las tomó porqué- yo le tenía una gran admiración y él pensó que era una buena idea regalarme ésas fotos, le juró que yo no se las pedí y no estoy deacuerdo con ello, ¡TODO ES CULPA DE JEONGIN! –Intentó justificarse, a lo que Chan frunció el ceño.

No le creía.

—Admiración dices..  –Era lo único en lo que se quedó pensando en voz baja, parecía no importarle que lo hayan acosado y Felix tuviera ésas fotos.

Finalmente asintió y lo dejó irse.

—Puedes conservar las fotos sí tanto me admiras –Fue lo último que le dijo para hacerlo sentir mejor, aún que sólo arruinaba la dignidad de Felix.

Is Not Correct _Chanlix_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora