9

79 6 0
                                    

Estaba recostadas juntas, si sus cálculos no fallaban esto habría comenzado hace meses, estaban en la cama de la alicornio abrazadas susurrandose secretos, una parte pincho su pecho porque sentía un poco de traición.

Sabía que el día que discord les devolvió el cristal pegaso algo había cambiado en ellas, las hizo más cercanas, pero por alguna razón confirmar con sus propios ojos como se daban mimos entre ellas, se miraban, le hacía doler el pecho.

Se sentía fuera de eso, ya había decidido ocultar sus sentimientos cuando los descubrió y conformarse solo con su amistad, pero eso no evitaba que extrañaba cuando ella aún le miraba, cuando su sonrisa le pertenecía, cuando no se había alejado.

Ellas creían que eran discretas, la verdad si no fuera tan observador habría pasado por alto el raro comportamiento de ambas, cuando Pipp Petals le siguió un día pensó que también se había dado cuenta de que algo ocurría entre las dos, más se dió una palmada en la cabeza cuando descubrió que solo estaba fantaseando con algo casi imposible.

Cerro la puerta del faro lentamente en lo que se dirigía al bosque, buscando aquellas ruinas, ese día no tenía muchas cosas que hacer y si las tenía las dejaría para mañana, no se sentía con ánimos de seguir y fingir que no le pasaba algo.

Llegando a las ruinas de Canterlot busco el ansiado castillo que antes habían visto y del cual la alicornio no dejo de hablar desde que habían llegado, con sus bonitos ojos brillando de emoción, sabía que si podía encontrar algo interesante entre tanto destrozó ella se mostraría feliz.

También sentía que lo miraban de lejos, pero no podía hacer nada, le había dicho que los fantasmas de los ponys antiguos habitaban esas tierras así que debía ignorar las molestas sensaciones y concentrarse en lo que importaba.

No podía evitar sentirse patético, es que, que tan lejos debía llegar solo para conseguir un poco de atención sobre aquella pony que siempre estaba a su lado, que hablaba emocionada de cosas que en ese tiempo parecían imposibles pero no le decía nada porque no quería dejar de ver ese brillo.

No negaba que era coqueto, las yeguas de Martime bay eran preciosas y muchas de ellas solo se acercaban a su oficina para poder verlo, claro que le gustaba la sensación de llamar la atención, no era que necesitará la aprobación ajena pero que la gente te admire de vez en cuando no era malo, le gustaba cuando Dalia le hacia conversación sobre flores, cosas de su día a día, o cualquier cosa a decir verdad, eso antes lo sacaba un poco de su rutina, aunque no solo era ella, pero más que ser gentil y escucharlas, además que uno que otro guiño, nada pasaba.

Él siempre había sido claro con respecto a que sus obligaciones serían primero y su bebé dragón, ahora más grande, estaba en el top de esa lista.

Mientras pensaba y recordaba se metía a las casas abandonadas con la esperanza de encontrar algo antes de llegar al castillo, no necesariamente algo del castillo pero lo suficiente para llamar la atención de su amiga, sabía aún que podía usar el fanatismo de ella a su favor para tenerla unos minutos para si mismo.

Resignado solo volvía a salir de las casas, sentía que caminaba en círculos, su mirada fue hacia el cielo y se dió cuenta que iba a anochecer, debía volver a casa, dió media vuelta para regresar sobre sus pasos pero no lograba reconocer donde estaba, ahora se daba cuenta lo inmenso que era todo y que se había perdido.

- Puedo ver qué estás perdido - le hablo una voz que no reconocía - Quizás solo debas cerrar los ojos y retroceder, seguro encontrarás lo que buscas.

Intaba ver por dónde venía la voz, pero no habia nada, nadie, ese fue un fantasma?

- Deberías hacerme caso, no te gustaría estar aquí de noche - y silencio, la presencia que sintió todo este tiempo se fue junto con la voz y sintió escalofríos, eso no era bueno.

Zipp y SunnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora