47

23 2 7
                                    

Cada tarde justo a las 17:30 horas llegaba al mismo café de siempre, el cielo teñido de rojo era lo único que podía acompañarme en lo que me adentraba al lugar, los mismos pensamientos de siempre daban vueltas por mi cabeza.

Acaso, ¿Tendría otro lugar al cual ir?

Los postes negros con el cableado de eléctrico pegados al concreto parecían querer indicarme un camino diferente, uno el cual no me animaba a tomar.

No me gustaba lo incierto que resultaba ser el futuro.

Acomodada en la misma mesa de siempre sentí como la nostalgia recorría mi ser en forma de recuerdos, días como hoy en los cuales pensaba que incluso los días tediosos se lograban transformar en los mejores porque tú siempre estuviste aquí.

Ahora que ya no estás, siento que no puedo vivir.

Cómo un dejavu, vi tu silueta sentada en la mesa que estaba frente a la mía, tomando un jugo de frutas por el calor como cada tarde desde que comencé a venir, los rayos anaranjados hacían resaltar tu figura por toda la cafetería, mirabas tan concentrada el cielo rojizo que no podía evitar preguntarme...

¿Qué es lo que buscas al otro lado de la ventana?

La sonrisa contagiosa de tus labios mientras sostenias una pajilla en ellos, tu mirada calmada ajena a las preocupaciones, tu postura tan serena...

No puedo evitar que esa imagen... Me atormente...

Dos cuerpos caminando a la par por la acera frente a la calle se dedicaban miradas demostrando cuánto estaban conectados, por los uniformes era identificable que volvían luego de una larga jornada escolar, pasos lentos entre tropezones y risas lograba dar esa imagen viva de amor juvenil.

- El mañana será mejor - suspiré - es lo que solías decirme ¿No? Cómo un deseo irrelevante...

Yo deseaba continuar siendo feliz así por siempre, es solo que nadie puede detener el tiempo, fluye al igual que los demás que caminan entre la multitud, pasando por todos y cada uno.

Acaso, ¿Es mucho pedir algo de gentileza? Aunque es improbable que venga de ti.

La canción que solíamos cantar resonaba en los auriculares que usaba, no importaba eso ahora porque incluso si canto sola las hermosas letras de esta pieza, sin fallar, no serás capaz de recibirlas aún si tú quisieras buscarlas.

Me preguntó ¿Aún podré volver hacia atrás?

Cerré los ojos con fuerza cuando tú mirada curiosa de ojos grandes se posaron en mi, llena de vida y tan brillante que tú figura anaranjada por el atardecer cobro un sentido etéreo.

No mire a tu dirección, pero sabía perfectamente que estabas sonriendo ahora cerrando tus ojos, solo con pensarlo los latidos de mi corazón bombean con más fuerza.

Quizás, si al final me hubiera preocupado por ti un poco más, si tan solo nos hubiéramos podido entender un poco más...

No...

Negué, porque tengo muchas razones por las cuales me di por vencida, razones a las cuales no puedo ganarles porque se volvieron más fuerte que el sentimiento de amor que jure darte...

Porque incluso si te amo, incluso si tú anaranjada figura por el atardecer que resplandece en la ventana resuena en toda la cafetería mientras miras el cielo, eso no quitará que aún tu imagen logre atormentarme.

Zipp y SunnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora