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Era ella, lo sabía, desde que la vio pudo sentir como toda la energía se acumulaba a su alrededor, más brillante que cualquiera y esa sensación vibrante que emanaba la hacia la ideal.

Ahora tenía que plantearselo, cómo podría acercarse a ella? 

No sería difícil puesto que viven juntas con el resto y hablar con los demás era algo simple, pero quería hacerle entender sus intenciones con su mirada, si era ella podría entender su lenguaje corporal solo mirándola, era una antigua leyenda pero sabía que era real, porque ya lo había visto en el unicornio cuando comenzó a salir con la reina, ellos emanaban la misma vibra que emanaba ella cuando se cruzaron.

Ir a la casa del árbol en para un cambio de imagen, luego al lugar del té y terminar huyendo con los dos cristales, toda esa emoción hizo que su brillo aumentará.

Con el tiempo y las aventuras se daba cuenta que tenía que jugar otra táctica, puesto que ella comenzó a evitar sus miradas, en las conversaciones ya no le sonreía, no tenía esa pisca juguetona que tenía al comenzó de todo, estaba más seria.

¿Qué técnica debería usar?

La oportunidad para hablarle fue cuando la vio salir del faro con el rostro rojo agitada pero con esa expresión de molestia, no perdía nada con acercarse y ser más directa.

— Es raro verte roja quería amiga — Comenzó, la otra se exaltó un poco como si no se hubiera percatado que estaba ahí.

Auch

— Es que odio las cosquillas pero hace unos minutos, y aclaro que no sé la razón, me atacaron sin piedad, tuve que salir de ahí lo más rápido que pude — comenzó a explicar.

Era un buen comienzo, ella comenzaba a contarle las cosas está vez así que no presionaría como tenía pensado, dejaría que ella dijera lo que tenía que decir.

— Algún motivo en particular del ataque? — sonó curiosa, más de lo que debería.

— Solo molestarme, ya sabes cómo son — ella la miro a los ojos con esa típica sonrisa de lado y ojos entrecerrados, su corazón palpito un poco y no sabía cómo responder — Debería estar en un lugar tranquilo para ordenar mis ideas con respecto a lo que está pasando, pero nunca hay un día totalmente tranquilo.

— Si quieres te puedo acompañar a la oficina del Sheriff, sabes, desde que está solo y se queda ahí el lugar es silencioso — si eso significaba pasar más tiempo con ella no le importaría caminar por media hora.

—En cualquier otro momento no tendría problema, es solo que ahora no — ¿Fue su imaginación o ella sonó más seria de lo que pretendía? — tengo un asunto que arreglar antes.

Oh

— Oh! Te puedo ayudar! Soy muy buena ayudante! — se estaba acabando la plática, este era el punto que si no decía algo interesante ella se iría — dime, qué pasa?

La contraria le miro extrañada, se notaba que estaba desesperada por estar cerca de ella, sentía su nuca sudar de los nervios, nervios comunes que sabía disimular cuando estaban juntas.

— No es necesario, estoy esperando ver qué tan lejos llegan esas dos.

— Entonces está bien, voy a entrar al faro, ten un gran resto de la tarde — se despidió, sintiendose completamente inútil.

De nuevo sus nervios le jugaron en contra y termino hablando estupideces, sus casi tartamudeo y el poco oxígeno que podía respirar debido al rapido de su latir le impedía pensar con claridad.

Perdió su oportunidad está vez pero sabía que lo iba a intentar de nuevo, si algo realmente te gusta debes ser constante, su intuición le decía que no se emocionará con otro pony, que no creará un vínculo así con otro pony que no sea ella, era como las almas gemelas, así se sentían según lo que le contaron así que solo debía seguir intentando lo.

Zipp y SunnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora