[COMPLETADA] Evangeline es la esposa de un político poderoso, todo el mundo cree que su vida es perfecta.
Pero cada paso que da es planeado, todo está fríamente calculado para que ella no cometa ningún error.
Cuando su vida comienza a ser amenazad...
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Mi nueva sombra me impide manejar, pero por lo menos me pregunta la dirección del restaurante donde quiero ir.
—Si vas a estar conmigo todo el tiempo, lo menos que puedes hacer es no parecer un espectro — le digo antes de bajar de mi camioneta — es como si fueras un acosador
—Sí, señora — se limita a decir
Qué hombre tan aburrido, nunca habla.
Todo lo que recibo siempre son frases cortas, asentimientos, pero no insisto más, me dispongo a bajar de la camioneta... y eso también me lo impide.
—¿Siempre eres tan callado? — le pregunto cuando me ayuda a bajar
No obtengo respuesta
—Quizás sea que no te interesa hablar conmigo — me encojo de hombros
Pero en ese momento logré notar que torció la boca un poco, como si le molestara mi comentario.
—Solo estoy haciendo mi trabajo, señora — al fin dice la frase más larga
Me obligo a no responderle, camino a la entrada del restaurante con David detrás de mí, estoy esperando que estar un poco en la "normalidad" me relaje.
Unos minutos más tarde me encuentro sentada en una mesa esperando mi almuerzo, puedo notar a David volteando hacia todos lados por el vidrio que da a la calle.
Supongo que tampoco ha almorzado, por lo que le pido al mesero le lleve un café.
Intento de nueva cuenta concentrarme en comer, pero solo veo por la ventana cada movimiento que hace ese hombre.
Media hora después salgo del restaurante, David me ayuda a subir a la camioneta y me mira por el retrovisor antes de hablar.
—Gracias por el café — su voz es tenue
—No hay de que, supuse que lo tomabas negro — me encogí de hombros — predecible
Intenté voltear a otro lado, pero sigue viéndome por el retrovisor.
—¿Qué pasa? — cuestioné
—¿Hay algo malo en ser predecible? — no aleja su mirada de mí
Me quedo callada por un momento mientras proceso porque cuando le hablo no pienso antes lo que diré.
Suelo reflexionar mucho antes de hablar, pero con David es distinto.
—No hay nada de malo en ser predecible — respondí — a veces también soy predecible, solo digo que no hace mal arriesgarse de vez en cuando
