[COMPLETADA] Evangeline es la esposa de un político poderoso, todo el mundo cree que su vida es perfecta.
Pero cada paso que da es planeado, todo está fríamente calculado para que ella no cometa ningún error.
Cuando su vida comienza a ser amenazad...
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David:
Diez meses después, la vida comienza a volver a la normalidad, en unos días es nuestra boda, aunque Eréndira y Helena están encargadas de todos los detalles, no dejan a mi brujita tranquila ni un segundo.
Salgo de la oficina y paso a su restaurante favorito para llevarle algo de comer, últimamente tiene mucho trabajo, así que se le olvida hasta respirar.
—Sí, las peonias también me parecen perfectas — escucho antes de entrar a su oficina
Puedo notar su mal humor a un kilómetro de distancia.
Está envuelta en esa discusión, así que decido entrar sin anunciarme para que sea sorpresa.
—Hola, mi amor — cuelga de inmediato — ¿Qué haces aquí?
—Hola, futura esposa — me acerco a ella— Supuse que saldrías tarde hoy, así que te traje algo de comer
Pongo frente a ella la bolsa de comida.
—El bebé no puede mal pasarse — acaricio su vientre
—¡Shh! Nadie puede saberlo aún, es muy pronto — me manda a guardar silencio — ya suficiente tuve con el regaño de la doctora por embarazarme tan pronto
Solo tiene dos meses de embarazo, hemos decidido guardar silencio porque si su familia se entera, seguramente van a enloquecer.
Los mellizos apenas tienen diez meses y la doctora nos dijo que debíamos haber esperado por lo menos un año, pero mi ansia por ella es mayor.
—Está bien, solo come algo — le sonrío
—Gracias mi amor, eres el mejor — correspondió a mi sonrisa
Me siento frente a ella mientras abre la bolsa y se dispone a comer algo.
—Estaba saliendo de la oficina cuando Helena me llamó — comienzo a contarle — me advirtió sobre tu despedida de soltera y que no quiere ningún pretexto
—Eso me parece tan ilógico, llevamos más de año viviendo juntos y tenemos casi tres hijos — se quejó— es una ridiculez
Me río y ella me mira feo.
—¿De qué te ríes? — hace puchero
—Tú las dejaste planear todo, técnicamente es tu culpa que ahora manejen nuestras vidas — sigo riéndome
—La próxima vez puedes detenerme — se cruzó de brazos
