[COMPLETADA] Evangeline es la esposa de un político poderoso, todo el mundo cree que su vida es perfecta.
Pero cada paso que da es planeado, todo está fríamente calculado para que ella no cometa ningún error.
Cuando su vida comienza a ser amenazad...
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Han pasado dos meses, veo por la ventana de mi habitación cada maldito día, esperando que David venga a buscarme... pero no sucede.
—El abogado llamó — papá entra a mi habitación
—¿Qué dijo? — pregunto sin ganas
—Ya salió lo del divorcio, los papeles estarán aquí para que los firmes y regresarlos — me explica — también está por concretarse la venta de las propiedades, autos, etc.
—Mmmm... qué bueno — no dejo de mirar por la ventana
—Hija, él no va a volver — se acerca a mí
Ignoro lo que dice
—Quiero ir a ver cómo va la construcción de la casa de la playa — me levanto de la silla y voy al vestidor para sacar cosas
Mi pancita apenas y se nota, están creciendo bien, todo con mis bebés es normal, solo soy yo y mi profunda tristeza.
—Le diré a un guardia que te acompañe — me dice antes de salir
—No, quiero ir sola — intento persuadirlo
Pero no me escucha o no le interesa y se va.
Bajo de mala gana, subo a uno de los carros y el tipo que está a mi cargo, se limita a conducir.
Veinte minutos después llegamos a la casa de la playa, saco de mi bolsa el plano improvisado en un menú de la cafetería que David dejó en su equipaje.
Lo veo una y otra vez, esta casa va a construirse tal cual él quería, bajo del auto sin esperar que el guardaespaldas abra la puerta y me encamino a la arena.
Acomodo mis cosas, me gusta el lugar en que va a quedar mi casa... nuestra casa.
Observo las olas del mar intentando hacer entender a mi mente que para este punto él ya debió recordar, pero si no vuelve es porque de verdad no quiere.
Me quedo horas ahí, ya no lloro porque quedé seca, solo me pone triste extrañarlo tanto.
Cuando me voy de la playa, me voy decidida a no llorar más, no extrañar a quien no me extraña y ser feliz por mis bebés.
Unas semanas después encontré trabajo en una firma importante de ropa, estoy encargada de hacer los outfits para las fotos de la tienda en línea, me parece una buena manera de empezar.
Me gusta mucho mi trabajo, aunque encuentro baches en el camino.
—¡No! ¿Por qué mezclan los colores de esa manera? — le digo a Dona, mi asistente — Esto no va a funcionar
