Veintisiete: Mentiras

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Cierro mis manos en puños, pero logro relajarme cuando David me sostiene de los hombros mientras seguimos escuchando la sarta de mentiras.

Desde hace cinco años no soy feliz, vivía en el miedo constante de llegar a casa y encontrarla ebria — limpia sus falsas lágrimas

—¿Por qué no te divorciaste en ese momento? — Summer está enojada

Porque la amaba, jamás le respondí un golpe, solo le suplicaba que me diera el divorcio, pero jamás cedió — suspira — decía que afectaría mi carrera política y lo perdería todo, eso a ella no le convenía porque jamás trabajó

¡Cómo pudo hacerte esto! — la indignación es evidente en sus palabras

—Nunca me imaginé que se convertiría en ese monstruo — mira al piso — me manipulaba tanto que deje de creer en mí y yo me aferre a la esperanza de su cambio

Summer toma la cara de Anthony entre sus manos forzándolo a mirarla sobre las lágrimas de cocodrilo.

Nadie me hubiera creído — la mira con temor

Lo siento tanto, mi amado Anthony— le da un beso

Pero tú llegaste a mi vida, en cuanto te vi, supe que eres la mujer de mi vida, que no podía pasar más tiempo en un matrimonio que me destruyó — dijo el maldito hipócrita

Son casi las mismas palabras que usó conmigo.

Es difícil estar triste por alguien que te hizo tanto daño, menos cuando tengo un futuro a tu lado, quiero tener hijos antes de ser más viejo — le dice con ternura

Me reí

—¿Más viejo? — pregunta David con sarcasmo — ¿Cómo te casaste con él?

Me dijo ese mismo discurso barato — negué muchas veces

Seguimos observando la escena cuando Anthony se hinca y le pide matrimonio a Summer. Ella acepta, se abrazan con amor que poco a poco se va convirtiendo en algo más, cuando giran puedo notar la cara de aburrimiento de mí aún esposo.

—Hay algo detrás de esto, ¿Por qué no tuviste hijos con él? — me pregunta David

—Quede embarazada una vez, pero lo perdí, desde ahí me he cuidado, pero nunca se dio cuenta — le expliqué — no iba a traer un hijo de ese monstruo al mundo

¡Mira! — me interrumpe

Volteo y veo como ambos están sobre la cama, sus besos suben de intensidad y ni la ropa les impedirá sus dos minutos de placer.

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