Treinta y siete: Propuesta

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Me quedo paralizada, solo lo veo ahí, hincado con sus ojos azules chispeantes y llenos de amor.

David... — intento hablar — esto no está bien

No pienses que esto es por compromiso... ya estaba planeado en mi mente — me explica

Yo estoy en silencio sin poder procesar nada.

No me alejes, en cuanto recupere la memoria lo único que hice fue correr hacia ti — me explica — compré este anillo porque de lo único que me encuentro seguro en este momento es de estar contigo

—Pero tu cara cambió cuando me viste embarazada — replico — como si tu vida se hubiera arruinado

—Nada se arruinó, bueno, solo la propuesta, tenía todo planeado, hincarme frente a ti... como ahora — mira hacia abajo — decirte que te amo y pedirte que seas mi esposa, en mi cabeza sonaba como el mejor plan

—¿Y qué se supone que diría? — doy la vuelta y lo dejo ahí

Rápidamente camina detrás de mí

—No sé ni cuál es tu nombre real, no sé nada de ti — me alejo para que su cercanía no me nuble en juicio

—¿Qué más necesitas saber? — cuestiona

—Todo — me cruzo de brazos

Está bien — se rinde por un momento y respira pesado — mi nombre es David Peterson, tengo 35 años, nací en Westminster, me mudé cuando tenía cinco años porque mi padre había venido a trabajar a Estados Unidos. Pero cuando llegamos mi madre y yo, nos dimos cuenta de que él prefería ser un hombre soltero sin responsabilidades que estar con nosotros.

Parece una historia triste

Mi mamá nunca perdió la esperanza, lo espero siempre, cuando me lo llego a encontrar lo ignoro, no me interesa hablar con ese hombre — noto el rencor en sus palabras — crecí en Burwell, Garret y yo nos enlistamos. Confieso que fue más por huir de casa y de la añoranza de mi madre que por verdadero servicio

Niega muchas veces

Cuando cumplí veintiséis años conocí a Dani, ella estaba en sus prácticas de medicina en el ejército, fue un clic inmediato — parecía que ahora el que tenía añoranza era otro — pero nos dejamos de ver unos años, cuando volvimos a coincidir, no perdí un momento para invitarla a salir

Carraspee un poco

—¿Te sientes incómoda si hablo de ella? — toma mi mano

—No, continúa — lo calmo

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