Capítulo 17: Viaje

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Me soltaste

Me soltaste, me soltaste
Cuando más necesitaba aferrarme
Apostaste y me obligaste
A buscar en otras partes amor

Jesse & Joy

— ¡Lisa! ¿Dónde estabas? Te he estado llamando y no contestabas

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¡Lisa! ¿Dónde estabas? Te he estado llamando y no contestabas.—Yeji casi le explota el tímpano a Lisa cuando contesto la llamada después de ordenar la sala de danza.

— Lo siento, Yeji, estaba en una reunión de YG importante. No podía responder en ese momento. —intentaba razonar la tailandesa.

Siempre con tus reuniones ¿Estabas con Jennie, verdad? No me mientas, Lisa.—Kwang a pesar de ser una persona pacífica, su paciencia se derrumbaba cuando se trataba de Manobal y Kim.

— No, gatita, te juro que no estaba con Jennie. Estaba en la reunión, te lo prometo.—Mentiras Manobal vuelve al juego...

No sé si puedo creerte, Lisa. Siento que siempre estás ocupada con Jennie y que me dejas de lado.

— Yeji, eso no es verdad. Tú eres fundamental para mí, pero también tengo compromisos profesionales. No quiero que pienses mal de nuestra relación.

Está bien, Pollito. Pero necesitamos hablar sobre esto cuando llegues a casa. —suspiro la coreana, estaba más calmada al escuchar por primera vez como la tailandesa se refería a su algo como una relación.

Yeji colgó la llamada, y Lisa, sintiéndose frustrada por la discusión y del no encontrar a Kim, decidió ir directamente a su departamento para hablar con Yeji y aclarar las cosas. La tensión entre ellas estaba creciendo, y Lisa no quería que eso afectara su relación.

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Talía Ryder llegó al departamento de Rosé con un atisbo de alegría en su rostro. Era una amiga cercana de Rosé, una relación que había florecido antes de que Rosé comenzara su relación secreta con Jisoo. Talía era una joven encantadora, de cabello oscuro y ojos expresivos, con un aire de serenidad que la hacía perfecta para ojos de cualquiera.

Llevaba consigo una bolsa de tela con algunas golosinas y una botella de vino, anticipándose a la visita inesperada a su amiga.

Cuando Rosé abrió la puerta y vio a Talía, un atisbo de alivio cruzó su rostro. Sin decir una palabra, Rosé abrazó a Talía con fuerza, como si la presencia de su amiga pudiera aliviar la tormenta emocional que la había sacudido.

— Talía, ¿qué haces aquí? —dijo en un hilo de voz la coreana.

— Vine porque quería darte una sorpresa, Rosie. ¿Qué tienes? ¿Por qué esa carita?

— Jisoo... Jisoo.

Talía ayudó a Rosé a sentarse en el sofá y la abrazó con cariño mientras Hank, el perro de Rosé, los observaba con curiosidad.

Simplemente Amigas (Jenlisa GIP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora