11°- Empezó como una buena escena

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Eran cerca de las 6 de la tarde de ese domingo, Gerard se encontraba acostado en el patio de su casa

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Eran cerca de las 6 de la tarde de ese domingo, Gerard se encontraba acostado en el patio de su casa. Tenía puestos sus audífonos con el volumen al máximo reproduciendo quien sabe qué tipo de música, no estaba prestando atención a eso… su mano derecha sostenía una pequeña cajita forrada de terciopelo negro, la aferraba a su pecho mientras su mano izquierda tocaba nerviosamente el pasto bajo él.

Su vista permanecía fija en el cielo, su cuerpo era cubierto por la sombra del cerezo que lo vio crecer desde que era niño. A pesar de que su mente se encontraba en blanco, una voz ansiosa le preguntaba cómo se sentiría aquel árbol al perder sus hojas y flores, pues el otoño estaba cerca y seguramente como todos los años se llevaría los colores que tanto amaba contemplar junto a su pareja, su amado Frank.

Frank Iero era un omega. Sabido era por todos que lo único que lo caracterizaba como omega era su estatura pues era más bajo que cualquier Alfa, de ahí en fuera todo él podría ser pasado como un Alfa, pues hasta su olor evidenciaba un carácter fuerte y una fuerza de voluntad firme. Era un chico sumamente rebelde en cuanto a reglas sociales se trataba, pero nunca se faltó al respeto a él mismo ni a otros. Sabía cómo ahuyentar a los molestos alfas cada que se le insinuaban o cuando alguno tenía la esperanza de poder conquistarlo, Frank los detenía y negaba cualquier tipo de oportunidad.

A los ojos de Gerard y de otros muchos más, Frank era simplemente único. Era una oveja blanca entre todo el rebaño de ovejas negras. Frank era especial, destacaba en cualquier lugar sin siquiera proponérselo. Siempre se veía completamente hermoso, su aroma no era nada sutil pero tampoco irritaba, era simplemente exquisito. Una mezcla entre café recién hecho, dulces de menta y madera, un aroma que sin duda ningún otro omega en el mundo podría tener.

Su voz era como las estaciones del año. Cuando estaba enojado era intimidante, podía llegar a someter a uno que otro omega si lo habría querido, pero Frank no era de ese tipo de persona, cuando estaba feliz su voz sonaba chillona, más aguda, cuando estaba ansioso era como un ligero susurro, y cuando estaba triste… simplemente era difícil saber si estaba triste por su voz o comportamiento. Era un experto en lenguaje corporal, sabía cómo ocultarlo, excepto por su olor pues cambiaba de un exquisito aroma hogareño a uno agrio y sumamente amargo. En los 10 años que Gerard conoció a Funk solo percibió ese olor 3 veces, en 2 ocasiones cuando sus mascotas murieron y la tercera, esa fue sin duda la más dolorosa.

Gerard era un Alfa. Normalmente no era tomado muy en serio como alfa por sus compañeros, pues siempre fue muy susceptible a los sentimientos de los demás, siempre estaba tratando de ayudar a todos los que pudiera, era sumamente sensible a los aromas de omegas y otros alfas, cuando percibía aromas podía sentir lo que las otras personas sentían, nerviosismo, tristeza, ansiedad, duda, enojo, le era difícil poder evitar que sucediera, pero poco a poco intentaba controlarlo, era un alfa con corazón de pollo.

También era un alfa bastante codiciado por los demás omegas, pero para él solo existía Frank. Así había sido desde que tenía 16 años, desde el día que lo vio por primera vez esa mañana mientras estaba sentado en una de las bancas del patio de la escuela leyendo un libro, esperando cualquier cosa que no fuera entrar a un salón lleno de alfas y omegas con aromas que lo ponían absolutamente nervioso, al percatarse de que cada vez había más alumnos llegando sacó de su mochila un cubre bocas, pues le ayudaba a evitar detectar los olores de sus compañeros. Estaba a punto de colocarse el cubre bocas cuando un aroma llenó sus fosas nasales.

FRERARDTOBER 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora