17°- El gatito de Frank

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Al principio ambos habían estado de acuerdo, sólo sexo sin compromiso, cumpliendo sus más oscuras fantasías

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Al principio ambos habían estado de acuerdo, sólo sexo sin compromiso, cumpliendo sus más oscuras fantasías. Frank lo único que quería era un chico con el que pudiera hacer lo que quisiese en la cama, al que pudiera someter, incluso golpearlo sin que se molestara. Siempre lo había querido, pero a sus parejas en turno jamás les había agradado la idea.

Por su parte, Gerard buscaba sólo un poco de compañía, salir de la rutina. Le agradaba el sexo casual, sin embargo, estaba cansado de las pláticas aburridas con cada tipo al que conocía, del que tenía que escuchar parte de su vida antes de ir a la cama, para después nunca más volver a verse.

Se habían conocido a través de Facebook, en una boba pelea en una publicación donde ambos habían coincidido en el mismo punto de vista, lo que los había llevado a entablar una conversación privada. Eran sólo dos extraños detrás de la pantalla, fue fácil conversar de cualquier cosa y llegar así al sexo, a un mutuo acuerdo donde uno de ellos sería el amo y otro el sumiso. 

Sólo sexo, sin compromisos.

Frank tenía un fetiche con los gatitos, por lo que, en cada encuentro le pedía a Gerard que llevara puesta en su castaña cabellera una diadema de orejitas de gato, aunque Gee en más de una ocasión se había metido demasiado en su papel no sólo usando esa diadema, sino maquillaje, incluso un entallado traje con una colita pegada a su trasero. Los encuentros eran de vez en cuando, sólo cuando Frank tenía ganas, porque a final de cuentas así lo habían acordado, él era el amo y por tanto quien tomaba las decisiones, y a Gerard, su lindo gatito, únicamente le tocaba obedecer.

Sin embargo, para Gee las cosas habían cambiado, pues debía admitir que, aunque el plan era nada de involucrar sentimientos, sólo sexo, estaba comenzando a sentir algo más por Frank, pero no estaba seguro de ser correspondido.

Aquel día quedaron en el hotel de siempre. Frank lo había contactado, quería verlo. Ansiaba tenerlo por lo que, a pesar de tener algunos compromisos, Gerard canceló todo sólo para estar con Frank, vistiéndose hermoso para él como un lindo gatito con su diadema, su maquillaje, ese traje negro entallado y una colita.

Esperaba ansioso a Frank en la habitación. Debía admitir que esta vez estaba nervioso, pues estaba dispuesto a hablar de sus sentimientos con él y no sabía cómo reaccionaría. Tal vez ya no querría verlo más, pero iba a arriesgarse, después de todo como dicen: el que no arriesga, no gana.

Pronto la puerta de la habitación se abrió, dejando ver a Frank, usando un pantalón de vestir, una camisa blanca arremangada, dejando ver algunos de los tatuajes en sus brazos. Con aquella imagen Gerard sentía que se le hacía agua la boca, con tantas ganas de ser sometido. Frank estaba casi igual, maravillado con la imagen frente a él, Gerard luciendo como un lindo gatito tan tentador, quería hacerlo suyo… arremeter contra su cuerpo una y otra y otra vez.

—Amo —fue lo único que se atrevió a decir Gerard en tanto miraba a Frank con sus grandes ojos verdes.

—¿Me extrañaste, gatito? —Cuestionó el tatuado, desabrochándose la corbata. Gee sólo asintió—. Pues entonces demuéstralo y haz tu trabajo.

FRERARDTOBER 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora