Capítulo 8: El corazón del Daemon

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Leiftan

He pasado los últimos meses entrenando a Erika para que pueda ser capaz de dominar sus poderes, hasta ahora ha sido la única cosa que me ha mantenido cuerdo porque cuando no estoy con ella solo me derrumbo en mi cuarto y me quedo horas ahí hasta el siguiente día. Erika se asegura de traerme de comer y yo agradezco ese gesto tan hermoso que tiene, no tiene razones para molestarse en hacerlo, y cuando ella no puede es Koori quien me la trae, la kitsune y yo hemos tenido algunas conversaciones, tiene una gran personalidad y una energía que te atrapa, Erika tiene mucha suerte de tenerla como amiga, se han vuelto muy unidas por lo que puedo ver. Un par de veces me he topado con el humano llamado Mathieu, parece tener una fascinación por Lance y le tiene gran respeto, por lo que he escuchado fue él quien puso a Mathieu bajo su ala y desde entonces se les puede ver juntos de vez en cuando entrenando o teniendo una serena conversación. Por otro lado, me he sorprendido mucho por Lance, me lo he vuelto a encontrar un par de veces por ahí y no ha sido la gran cosa, hace años no hubiera dudado en fastidiarme o provocarme, pero ahora parece que ni le importo, se contiene demasiado.

Conocí a Lance el día en que me invocó para que juntos destruyéramos Eldarya, debo decir que no fueron mis momentos más agradables, el dragón tenia una personalidad controladora, sádica, disfrutaba mucho manipular a los demás y tomar lo que quisiese cuando quisiese, cada oportunidad que tenía de provocar a alguien no era desaprovechada por él, y siempre tenía un az bajo la manga para siempre salirse con la suya. No puedo juzgarlo del todo, yo también fui así alguna vez, y sé que si algún día intentara volver a mis andas lo disfrutaría de nuevo, no puedo evitar disfrutar destruir cosas, por eso medito mucho y me he enfocado en otras cosas, no sé que haya hecho Lance, pero parece que ha logrado contenerse también, él es el tipo de sujeto que, si la situación se presenta y sabe que puede hacerlo, volverá a destruir cosas, sé que le gusta, por eso no reniega cuando se va de misión, él podrá decir que solo hace su mejor trabajo lo más pragmático posible, pero en el fondo disfruta estar de nuevo en la acción, blandear su espada contra el enemigo y mancharse las manos de sangre, por eso se arriesga tanto, pudo haber usado sus poderes para empujar a Erika cuando los frascos con bruma se quebraron en la costa de Jade, pero en cambio el mismo se interpuso y se colocó en medio del peligro, eso solo me confirma que necesita adrenalina y algo con qué desahogarse, esa fachada de príncipe azul no me la creo, simplemente ha tomado otro enfoque, ya no tiene el objetivo de destruir a Eldarya porque sé que le pesa lo de su hermano, en verdad lo amaba, pero hay instintos en él que no van a desaparecer ni aunque lo intente.

No importa, en cualquier caso eso ya no me compete, mi tarea es completamente ajena a él y no tengo la necesidad de ser parte de su anarquía emocional. Me he dirigido hacia la madriguera para verme con Erika de nuevo, es la única parte de mi día en la que me siento vivo, hace que no me sienta miserable y tenga una razón para no morir aún.

-Bien, estoy lista, ¿qué haremos hoy?

-Seguiremos practicando tu escudo y cómo usarlo también para hacer flaquear al enemigo

-Eso suena complicado

-No realmente, solo necesitas practicar una vez que te salga

-De acuerdo, me esforzaré. Por cierto, te traje una pera, recordé que eran tus favoritas

-Que linda eres, gracias

Ella enrojeció un poco, y no pude evitarlo también, y menos aun cuando se paró a mi lado y me ha besado la mejilla, me sentía como un adolescente tonto que no sabía que decir cuando algo así pasaba.

-Bien, entonces debo poner mis manos con las palmas hacia afuera frente a mí, ¿verdad?

-Eh, em, sí, así es, pero ahora debes aprender a mover tu escudo

Un mismo espirituDonde viven las historias. Descúbrelo ahora