Son las siete de la mañana y los rayos del sol se cuelan por la ventana, ya es de día y la respiración de Lucas golpea contra mi espalda. Abraza mi cintura y temo que al levantarme termine despertándolo, pero tengo que salir de la cama. Es sábado y tengo que recoger a mi princesa de la casa de su padre.
Khadija... el mejor regalo que mi matrimonio arreglado, pudo darme.
Aunque ya no es una niña, el cálido sentimiento que tengo cuando está conmigo solo me dice que la amaré por el resto de mi vida.
Mi hija es una niña preciosa.
Observo a Lucas mientras me incorporo. Ha pasado un poco más de un año desde que nos casamos y empezó el final feliz para nuestra historia de amor de cuento de hadas. Aquel amor, que tomo veinte años y muchas lágrimas. Un amor que se supone era un fuego que ardía fervientemente...
Gran error.
Siempre tuve la necesidad de obtener lo tengo ahora. Tengo a Lucas. Said me permite ver a nuestra hija, tengo todo lo que siempre quise, pero siento que me falta algo. Algo que quizá este muy lejos de esta casa.
Ingreso a la ducha mientras Lucas aún permanece en la cama, él sigue en un plácido sueño del que no deseo despertarlo. Me desnudo y abro la llave con cautela. Siento el goteo del agua sobre mi cuerpo. El agua está tibia, es relajante y me abstrae de pensamientos en los que no quiero caer por varios motivos. De pronto, siento unas manos sobre mi abdomen con la confianza que siempre han tenido de hacer con mis destino lo que quisiesen. No tengo que ser adivina para saber que es Lucas. Lucas intenta darme la vuelta para besarme y lo hace, siento sus labios y su cálido aliento. Mi corazón tranquilo, no late como los primeros meses de matrimonio. Aunque siento sus labios besándome con hambre, mi corazón, está quieto, como paralizado. Sé lo que quiere Lucas y aunque ha pasado un par de semanas desde que no intimamos, no tengo deseos de hacerlo en este momento. Lucas sigue besándome e intenta seducirme, pero el deseo de ser suya es inexistente. Pareciera que todo el fuego que antes creaba en mí, está apagándose.
Yo quiero a Lucas
La voz en mi cabeza no deja de repetir la frase; mientras lo separo y agarro una toalla para envolverla en mi cuerpo. Los ojos apagados de este hombre que ahora es mi marido, es la confirmación de que hay algo mal en mí que no puedo evitar.
Salgo de la ducha y me giro hacia Lucas.
- Necesito apresurarme en ir por mi hija – digo antes de que él hable.
Lucas me mira confundido.
- Jade, podríamos tener un momento – comenta, convencido de que ingresaré y haré el amor con él.
Simplemente no quiero. No sé porque, si lo que antes más quería era estar al lado de él.
- Lo siento, Lucas – murmuro, tratando de darle la mejor sonrisa. – Said me llamó ayer y me indico que vaya incluso una hora antes a traer a mi hija. – Es mentira, pero finjo tan bien una mirada de preocupación y lo digo tan convencida que Lucas entiende en el momento y no duda de mí.
No sé qué es lo que estoy haciendo, pero el fuego, la pasión y el deseo pareciera que cada día solo empieza a extinguirse. Lucas asiente con los ojos apagados.
Veo como Lucas sale de la ducha con una toalla envolviendo su cintura.
Empezamos a vestirnos porque tenemos que salir. Yo agarro un pantalón recto y una blusa con manga tres cuartos. Pese a que a Lucas no le importa si muestro mi cabello, agarro un velo de uno de los cajones. Es un velo precioso con hilos de oro que lo decoran y unas cuantas piedras puestas en las puntas.
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Una última oportunidad
FanfictionLuego del tan ansiado final feliz que siempre persiguió, Jade se casó con Lucas, su primer y único amor. El matrimonio parecía de cuento de hadas los primeros meses, pero.. ¿Qué pasa cuando el amor no se alimenta? ¿Qué pasa cuando la pasión se agota...