Certeza

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Lo que está bajo mío es líquido amniótico.

De pronto los dolores empiezan a venir. Sé cómo es, pues no soy madre primeriza. Con dificultad me acomodo en la cama.

─ Ahora la llamo. – dice mi hija y sale corriendo.

Las contracciones empiezan a ser molestas.

Trato de controlar el dolor con la respiración durante unos quince minutos que es el tiempo que demora en llegar Zoraide con la partera.

─ Jade, por fin nacerá – dice Zoraide mientras toma mi mano. ─ Tu tío Ali ya mando a llamar a Lucas. Es una lástima que no esté aquí.

La partera me examina luego de bajar mi ropa interior y palpa mi dilatación.

─ Está en cuatro – comunica.

En el pasado, en mi primer embarazo demoré doce horas en dar a luz. Ahora, parece que todo será más rápido.

Las contracciones siguen llegando y con dificultad la partera me incorpora de la cama y me ayuda a caminar para que dilate aún más rápido. Yo camino con todo el dolor que me produce pues mientras pasan los minutos las contracciones son más intensas. Zoraide a mi lado, solo me da palabras de aliento y entre ellas no deja de mencionar lo feliz que estará Lucas.

Si supiera...

La partera vuelve a examinarme pasado unos veinte minutos.

Zoraide no se ha movido de nuestro lado en todo este tiempo.

─ Estás en siete centímetros – comunica – Tu bebé nacerá pronto.

Asiento y sé que pronto llegará.

─ Jade quiero que pujes con todas tus fuerzas, porque la dilatación se ha acelerado demasiado. – Asiento.

Trato de pujar con todas mis fuerzas, aunque el dolor es intenso. Pasado unos minutos la partera vuelve a hacerme un tacto.

─ Estas en nueve. Tu bebé ya está casi listo

Asiento, aunque el dolor sea insoportable y vuelvo a pujar.

─ Ya está coronando, concéntrate Jade, ya casi lo tenemos.

Pujo por última vez y siento como mi bebé sale de mi cuerpo junto con la placenta. Escuchar su grito llena mis oídos.

─ ¡Es un varón! – grita Zoraide y me da un abrazo. – Jade tu bebé es un varoncito hermoso.

La partera limpia a mi bebé y lo envuelve en una mantita, luego lo acerca a mi lado. Mi pequeño es tan frágil que la nostalgia de tener a mi Khadija así, viene acompañada de recuerdo de cuando la tuve a ella.

Observo con detenimiento a mi hijo y puedo detallar su rostro. Su rostro es fino y delicado. Él llora en mi regazo cuando abre sus ojitos.

Son verdes...

Al detallar su rostro y sus labios pues son igual a los de su padre, se me van las dudas.

Este bebé, es de Said.

...

Mi tío llega pasado media hora, hasta este punto, ya han cambiado y bañado a mi bebé. Mi tío toma en sus brazos a mi hijo.

─ Es un varón precioso ─ comenta cuando mi bebé abre sus ojitos.

Tío Ali no dice nada, debo creer que nadie sospecharía nada, menos pondría en juicio la paternidad de Lucas, después de que luche tanto para estar con él.

─ Le haré el llamamiento de Alá ─ comunica. – Sé que Lucas demorará en llegar un día por lo menos por la distancia y lo primero que debe escuchar el bebé es la palabra del profeta.

Una última oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora