El gran día

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Me he casado tres veces, pero nunca he estado tan nerviosa como hoy. Camino de un lado a otro, siento que el corazón se me va a salir del pecho porque todo salga perfecto y aunque ya me he depilado y maquillado, siento la adrenalina de que dentro de dos horas estaré casándome, nuevamente. Es el día de mi boda y como me estoy casando en Brasil, se hará bajo las leyes de este país. Said se casó con Rania en Marruecos. Llegando ella a este país como segunda esposa, algo que, en este Brasil, no existe, su matrimonio no tendrá tanto peso como el mío. Bajo las leyes de Brasil, para Said pasaré a ser la única esposa que tiene pues Rania ya no podrá ser registrada como esposa porque Said nunca se dio el tiempo de arreglar los papeles de ella como legitima esposa.

Una sonrisa aparece en mi rostro cuando lo pienso de ese modo, porque en el pasado, aunque siempre quise que tomara una nueva esposa para deshacerme de él, la idea de tener que compartirlo, ahora, no me resulta agradable en lo absoluto.

Esa cobra, afortunadamente, no asistirá a la ceremonia, pues Said se lo ha prohibido. No he tenido que verla porque él ha ido dos veces la semana pasada a su casa, a ver a su hijo. Por la misma boca de Said, sé que han tenido discusiones muy fuertes y que cada día que pasa sus celos se han vuelto más enfermizos, que tiene el temple de cuando vivía con Suleyka y el por su tranquilidad tuvo que salir de esa casa. Rania ha alcanzado límites para Said, que ya no la puede soportar.

El tío de Said, hablo con él hace pocos días. Su tío nunca me quiso, pero luego de que hablara con el padre de mis hijos, termino cediendo ya que Said le prometió que le daría el noventa por ciento de inversión para una tienda nueva que sería de su propiedad y administrada solo por él.

Sí, el gran "Tío Abdul", se vendió.

Latiffa, me mira junto con mi hija y Zoraide, pues no he dejado de caminar de un lado desde que terminamos de arreglarme.

– Tranquila, ommi. – Alienta mi Khadija. – Todo va a salir muy bien, eres la novia más bonita. ─ Mi hija me mira con una sonrisa en el rostro.

– Con que no salgas huyendo, estamos bien ¡Por Allah! ─ El tono de sarcasmo y preocupación de Latiffa llegan a mis oídos.

– No saldré huyendo. ─ Volteo hacia a ellas con una ligera sonrisa en el rostro. – Las ansias de una libertad incierta, murieron hace mucho para mí.

– Tú siempre fuiste rebelde, Jade.

Yo luche por veinte años cuando siempre el destino me decía donde no ir, pues esas veces que me dejaron esperando con una maleta, era la vida, diciéndome que necesitaba salir de aquel amor incierto.

– Lo fui, es cierto, pero antes no sentía lo que hoy siento. Ahora seguir a mi corazón no me da intranquilidad.

– Siempre Allah pone las cosas en su lugar ─ comenta Latiffa.

Asiento.

– De lo único que estoy segura, ahora es de que amo a Said.

– Se ve tan bonito que lo digas, Jade. – Zoraide siempre apoyó el amor que Said sentía por mí.

De pronto alguien toca la puerta de la suite. No esperamos a nadie, aunque bien podría ser la wedding planner, por algún detalle de la boda. En esta boda, Said ha permitido que yo escoja todo, mi hija me ha ayudado a escoger lo más bonito. Es Latiffa quien abre la puerta.

– ¿Lucas que haces aquí? – la voz de Latiffa, llega a mis oídos con el nombre del hombre que no quiero escuchar.

– Yo solo quiero hablar con Jade. –responde atropellando sus palabras.

– Déjalo pasar – le digo a Latiffa y me coloco al lado de mi hija para luego susurrarle: ─Mi princesita. Trae a tu padre, por favor.

Khadija asiente y una vez que Lucas ingresa a la habitación, ella sale por un costado.

Una última oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora