Realidad

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Mi bebé sigue su sonaja de un lado a otro, mientras juego con él. Sus ojitos verdes están cada vez más despiertos y aunque esta etapa ya la viví con Khadija, el sentimiento de sus primeros avances no deja de emocionarme. Habib, está muy adelantado en motricidad y es un niño muy vivaz, que se ha hecho espacio con cada una de sus pequeñas sonrisas en mi corazón.

La voz de una de las empleadas hablándome en árabe, me distrae de jugar con mi hijo.

Ella dice que hay una mujer que me busca.

– ¿Dijo su nombre?

La empleada asiente y pronuncia un nombre que no esperaba escuchar.

– Ivette.

¿Qué hace Ivette aquí?

Bajo las escaleras con cuidado porque llevo a mi bebé en brazos. La figura de Ivette parada en mi sala, impresiona desde lejos y escandaliza a las empleadas por su particular vestimenta. Pese a que ya no pertenezco a esa familia, Ivette fue una de las personas que me ayudo más a estrechar los lazos con mi ex suegro, él que nunca terminó de aceptarme por completo.

– Hola, Ivette, siéntate. – saludo en cuanto estoy a pocos metros de ella.

Ivette voltea y en quien recae su atención es en mi bebé.

– Hola Jade, – contesta. – Tu pequeño está precioso. ¿Puedo cargarlo?

No sé qué pretende Ivette, pero no siento malas intenciones así que se lo entrego con cuidado. Habib parece tranquilo, pese a que es una persona que no conoce.

– ¿Qué te trae por aquí? – pregunto. Ivette solo mira a mi hijo, pero de igual forma contesta.

– Vine a saber cómo estabas, Jade ─ contesta, Ivette. – Lucas me contó que se divorciaron porque pusiste a tu hija por encima del amor que ustedes sienten y que te llevaste consigo a su hijo.

¿Qué? ¿Qué ha dicho ese cobarde?

– Sabes... La madre de Lucas también tenía los ojos verdes – comenta mirando a mi niño– Disculpa por no estar el día que llegaron, pero necesitaba conocer a tu hijo que a final es sobrino de mis gemelos.

¿Por qué dice eso? ¿Sobrino de sus gemelos?

– ¿Qué te ha dicho, Lucas? – tanteo.

Ivette me mira un poco sorprendida, de todas formas, no revelo nada porque quiero saber la intensión de las palabras de Lucas.

– Lucas quiere que vuelvas con él ─ comenta. ─ Que no debes de ceder al chantaje de tu ex esposo y que, si quieres, esta vez, moverá mar y cielo porque tu hija no se separe de ti. – Ivette juega con la pequeña mano de mi hijo – Tú no lo sabes, porque pasó recientemente, pero la hija de Lucas está en coma, víctima de una sobredosis de drogas. El pobre no sabe qué hacer y te extraña Jade. Ese hombre no puede vivir sin ti. El amor de ustedes es muy lindo, no deben de dejarlo.

Poco, las palabras de Ivette hacen que la tensión se me dispare. Todo lo que ha dicho es una sarta de mentiras por parte de Lucas. No entiendo cuáles son los motivos para que haya maquillado con tanta profundidad la realidad.

Tengo que cortar tajantemente la idea que tiene Ivette de mi ex matrimonio.

– Yo no amo a Lucas ─ respondo con frialdad – Nunca me separé de él a causa de mi hija, pues Said me deja verla y solo quiere que nuestra hija sea feliz.

Ivette me mira sorprendida.

– Pero Lucas me dijo que viniera a decirte que te llevará consigo porque no quiere verte sufrir más.

Una última oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora