El regalo

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La tarde transcurre en comprar ropa para Khadija. Como ahora es toda una mujer, ama verse lo mas linda, según ella para tener un marido tan guapo y rico como su padre.

Said no me ha dejado comprarle nada a nuestra hija.

- Ommi, mira que bonitas – dice Khadija arrastrándonos tanto a su padre como a mi a una tienda de joyas.

Khadija, ama el oro. Said como no sabe decirle que no y ha permitido que ella tenga el doble de joyas de las que tengo yo.

Khadija mira unas pulseras que tiene zafiros incrustados.

Voltea a verme con una mirada con la que siempre se ha salido con la suya.

- Es bella, te la compraré – digo, pero Said se interpone cuando intento sacar la tarjeta que me dio Lucas.

- No es necesario – dice Said y saca su propia tarjeta para complacer a nuestra pequeña.

Said no me ha permitido comprarle nada hasta ahora. Por una parte, lo agradezco, esta tarjeta no es mía. Sé que Lucas quizá se incomode si ve una cifra enorme facturada en su tarjeta.

- Ommi mira que bellos – Khadija se ha alejado unos cuantos pasos mientras Said me respondía.

Vamos a ver lo que observa Khadija.

- Es tu piedra, ommi – dice emocionada Khadija. Hay un hermoso collar de oro blanco, con tres jades incrustados.

No puedo negar que es precioso, pero el precio en el mostrador es una suma que no puedo permitirme sin antes hablar con Lucas. Hay un tema en las compras que siempre he tratado de medir. Lucas no lo dice con palabras, pero creo que para él las joyas en una mujer no son tan importantes como lo serían para una persona de oriente y no quisiera tener que obligarlo a cargar con una cuenta que probablemente en el fondo terminará dándole un dolor de cabeza.

- Ya tengo varios jades en casa - trato de evitar que Khadija me obligue a comprarla.

Said nos mira. En otras circunstancias de la vida, él me hubiera llevado a escoger o lo escogería por mí, sin pensarlo mucho. Said, amaba darme joyas. Mientras fui su esposa no hubo día que no me sorprendiera en un vano intento de llegar a mi corazón lleno del recuerdo de Lucas.

- Es muy bello - dice Said observando los jades. – Khadija, llama a la vendedora y pídele ambas joyas.

- No es necesario, Said. – comunico sonrojada.

- Es necesario, - comunica, Said. - Eres la madre de mi hija, tómalo como un agradecimiento por haberme dado a mi Khadija.

Tengo un joyero enorme de agradecimientos mientras estuvimos casados. Mi corazón late fuerte y siento que la sangre sube a mis mejillas.

- Ommi, tómalo – dice Khadija. Miro a la joya, es bonita, pero la voz en mi cabeza de que no es correcto sigue presente mientras Said paga por ambas joyas.

- Te lo pondré, ommi, quedaras tan bonita. Estos jades quedan a juego con los pendientes que llevas - comenta Khadija, entusiasmada.

Me dejo llevar porque al igual que Said, no puedo decirle que no a mi hija.

Khadija batalla con el prendedor del collar pues su forma extraña hace que sea difícil de poner.

- Papá ayúdame - pide y Said nos mira. Se acerca lentamente y se coloca detrás de mí. Mi corazón golpea fuerte mientras el prende el collar con sutileza.

- Ya está – comenta.

De pronto, el teléfono de Said empieza a sonar y el sale de la joyería.

Una última oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora