Inseguridades

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He estado preparándome mentalmente para este día desde que estoy nuevamente con Said, pero he fallado. Sé que en el pasado siempre traté de meterle por los ojos a Said a otras mujeres, pero ver ahora lo que es en parte mi culpa, ha sido el peor dolor que he sentido, pero no puedo hacer nada. Rania también es su esposa y es la primera, puesto de que yo tiré mi posición al viento en busca de lo que en un momento creí era amor.

Fui demasiado tonta en aquel entonces.

Nunca aprecié lo que tenía y dejé todo por nada. Said me ama y yo lo amo, pero nadie puede dividir el corazón en dos y es a lo que técnicamente está obligado mi  esposo. Solo que yo no quiero compartirlo y en el fondo sé que él tampoco quiere.

Camino por los pasillos de la clínica hasta quedarme en uno de los jardines en el primer piso. A unos pasos hay una banca y procedo a sentarme con el corazón oprimido, quisiera gritar, quisiera ir y hacer algo, pero no puedo. Ni si quiera tuve el valor de decirle algo a Rania cuando empezó con sus insultos luego de que Said fue a recepción a firmar los documentos.

Las lágrimas empiezan a querer salir de la impotencia que tengo de la suerte que yo misma me busqué. Si tan solo no me hubiera atrapado el "hubiera". Yo debí enamorarme de mi esposo hace mucho tiempo, fue recién luego de tener a Lucas como esposo que entendí que al mejor hombre ya lo tuve y Lucas solo fue un espejismo. Mi tío me lo dijo, Zoraida y Latiffa, has el mismo Said me quiso abrir los ojos tantas veces, pero la terquedad siempre ha sido muy grande en mí.

─ Es demasiado coincidencia volverte a encontrar ─ Una voz sumamente conocida hace que el miedo y mi corazón empiece a latir con fuerza.

Alzo la vista y encuentro a Leo. Lejos de la vestimenta casual con la que lo vi en la playa, lleva un elegante traje negro a juego con una camisa blanca.

Me levanto para irme. En el encuentro en la playa ni siquiera le dejé hablar.

─ No escapes de nuevo Jade, yo no te voy a hacer daño.

Miro a Leo y sé que tiene razón. Él fue quien me acogió cuando tiré mi vida al viento. Su familia se portó muy bien conmigo cuando estuve en su casa. Sé que no es una mala persona.

─ Perdóname Leo, es solo que...

─ Lo sé, Jade. Ves en mí a él.

Leo es el Lucas de quien yo me enamoré en el pasado. Es demasiado irreal lo que pasó con este chico al que le doblo la edad, pero Leo, no es él, creo que en realidad lo único que comparte con Lucas es el haber estado enamorado de mí.

─ En realidad ya ni sé como pedirte disculpas...

─ No tienes por qué hacerlo... En la historia de mi vida creo que el único que tiene algo de culpa fue mi padre, Albieri.

Como olvidar a ese doctor que experimento con este muchacho de una forma antiética. Por su culpa estaban obligando a Leo a llevar una vida que no era suya y lo consideraban como un reemplazo, cuando él es una persona muy diferente.

─ Y cuéntame ¿Cómo has estado?... Sé que te casaste con él. ─ pregunta.

─ Sí, ─ afirmo ─, pero nos divorciamos hace varios meses. Me volví a casar hace poco con mi primer esposo.

Sé que suena a una locura mi vida y Leo me mira con una ceja alzada, pero luego me dedica una sonrisa. 

─ Yo también me casé ─ dice, afortunadamente, sin querer ahondar en las causas de mi matrimonio fallido y la locura que suena haberme casado con mi primer esposo de nuevo. ─ Conocí a una chica en Marruecos hace más de un año, me convertí y me casé con ella. Estábamos de paseo por Colombia cuando te vi.

Una última oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora