Planes

342 14 1
                                    

Said nos deja en la casa y vuelve a su trabajo. Mientras sale el divorcio y se cambian los papeles de mi bebé, hemos llamado a Tío Ali por mi parte y por parte de su familia a Tío Abdul. La decisión de que nuestra boda sea en Brasil, viene acompañada de que aquí hay la libertad que en Fez no tenemos. Mi tío no sabe aun qué, Lucas no es el padre de mi hijo y esperamos que una noticia así pueda ser mejor digerida en un país donde lo que hicimos Said y yo, no es un crimen. Por parte de mi familia aquí, los primeros en enterarse de los últimos acontecimientos, han sido Latiffa y Mohamed. Mohamed no me ve con buenos ojos y lo entiendo, pero en una breve conversación con él, le abrí mi corazón para que pueda juzgar que esta vez mi amor por su hermano es real. El hermano de mi esposo tampoco quiere que su hermano vaya a Marruecos y el crimen se confirme, así que ha prometido ponerse una venda en los ojos. El plan es por ahora casarnos aquí y como Lucas no ha estado en Fez durante mi embarazo más que un par de viajes fugaces donde se fue el mismo día que llegó, decir que nos casamos hace más de un año y que el bebé es de Said. Después de todo, todo el mundo sabe que Said estuvo el día del nacimiento de mi hijo. Y aunque la firma electrónica de Lucas en el certificado de mi hijo fue dada, pronto aparecerá el nombre de Said y a través de un soborno ya pactado, nadie dirá nada.

Agito la sonaja frente a mi bebé para que la siga y el me da una pequeña sonrisa. Sus ojitos verdes buscan el juguete con desesperación.

Mi bebé es tan hermoso...

–  ¡¿DONDE ESTÁ ESA MALDITA ODALISCA?! DIMELO KARIME, TE LO ORDENO.

El grito de alguien hace que mi bebé empiece a llorar.

Esa voz me resulta demasiado familiar.

–  ¿QUE ES ESE RUIDO? – dice la misma voz y escucho como a grandes zancadas alguien se acerca a mi habitación. Habib no deja de llorar.

Mi puerta se abre dejándome ver a la persona escandalosa que ha gritado y ha hecho llorar a mi bebé. Ella me mira de arriba abajo y en especial a mi hijo que tengo ahora en los brazos arrullando para que se calme.

–  Rania...─ pronuncio y ella solo mira a mi hijo.

La figura de Rania entra en mi habitación. Aunque no la veo hace más de dos años, sigue casi igual como la recuerdo. La cara de sufrida y egoísta sigue presente en su rostro. Rania no despega la mirada de mi hijo.

–  Así que los rumores eran ciertos, eh, Jade. Es por ti por quien mi marido ya no me visita hace meses. ─ me reclama. – Siempre tienes que venir a arruinar mi matrimonio, víbora venenosa. ¿Qué haces aquí? ¿Lucas te dejó de nuevo?

Rania escupe con tanto veneno sus palabras, que sé que si no estuviera con mi hijo en brazos ya la tendría encima mío. Veo por la vena que palpita en su cuello que está lista para atacarme, aunque por el bebé se trata de controlar. Ella me odia y el motivo lo sé demasiado bien.

– El que esté aquí no debería importarte, Rania – respondo – Tengo entendido que tú tienes tu casa y no es esta.

–   Siempre tienes que arruinar mi vida, Jade – continua – Said está bien conmigo ¿Por qué estás aquí? ¿Qué es lo que quieres volviendo a nuestras vidas?

Suspiro y en el fondo me da pena, Rania. Ella no sabe aún todo lo que ha pasado. Sé sintió feliz siendo la primera esposa por un tiempo y dándole su primer hijo varón que ella creyó iba a atarla a Said y ganar su amor, pero ahora, en palabras del propio Said, él no la ama, nunca la amó, pero tampoco quiere ser injusto con ella. A finales, ella no ha hecho nada para ser repudiada.

Sí, sé que seré la segunda esposa y aunque yo amo a Said y lo quisiera solo para mí, he aceptado que esto es el reto que Allah puso en mi camino. He aceptado esto como un tipo de expiación a todo el daño que le hice en el pasado. Después de todo, fui yo quien lo orilló a esta situación y viví presionándolo a tener una segunda esposa desde que nos casamos. El que Rania esté en nuestras vidas es culpa mía.

Una última oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora