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La suave música se reproduce, dedos largos golpetean el volante, unos negros cabellos se remueven por la brisa que se adentra al auto. Dos oscuros luceros se mantienen fijos en la solitaria carretera. Labios murmuran bajamente la canción que acompaña el ambiente.

Un giro a la derecha y la persona que se mantiene sujetando el volante con su mano derecha, puede ver su destino en frente de sus ojos.

Un portón es abierto, dejando adentrar aquel oscuro auto, el cual es acelerado por la mujer que lo conduce. Llegando a su destino, la puerta piloto se abre, una alta mujer sale de él, abrochando su blazer para luego subir la mirada y contemplar la extravagante mansión que está en frente de sus ojos.

—Joder.—

Es todo lo que sale de aquellos delgados labios antes de empezar a caminar hacia su destino. El olor a Bergamota, Geranio y Vetiver, rodea el cuerpo de la mujer.

Las puertas de la gran mansión se abren, y ella no pierde tiempo en tomar una copa de aquel sirviente que se pasea por todo el lugar con una charola de plata en el aire con diferentes copas en ella. La cabeza de la mujer se ladea, viendo a cada persona que se halla en el paraje. Betas, Omegas, Alfas, hay de toda clase de personas, pero claro, ninguna de un estatus bajo.

Olisquea superficialmente la copa antes de llevársela a la boca, al no encontrar nada fuera de lo normal, ella da el primer sorbo. Por el rabillo del ojo, aquella Alfa puede presenciar como dos personas se escabullen entre, para nada, disimulados pasos. Esas dos personas pasan por su lado, ninguna remarcando en su presencia, pero no es algo que a ella misma le importe.

—Estaba esperando por ti.—

La voz masculina hace que la mujer se gire para centrar sus oscuros ojos en la silueta del ser que le ha hablado. Con la mirada lo recorre de pies a cabeza, vestido con ropa seria, un conjunto ejecutivo, a la talla, pulcro y perfectamente planchado.

—Señor Lee.— Ella dice, dando una respetuosa reverencia

—Kim.— Es el saludo del contrario, dándole, en respuesta, un asentimiento de cabeza por la reverencia contraria —¿Qué te ha tomado tanto tiempo?—

El tono de voz de aquel hombre es duro, igual que su mirada. Enderezándose, Kim centra su mirada en la contraria, esos ojos chocolates, tan bonitos pero sin ninguna pizca de amabilidad en ellos.

Una imperceptible sonrisa se forma en sus labios, tan corta y ligera. Su loba está alerta, y aquello no le sorprende, primeramente porque está en territorio ajeno, y segundo, porque aquel hombre no es de su confianza y mucho menos tienen una relación fuera de los negocios sucios que poseen.

—Una disculpa, algunos asuntos tomaron más tiempo de lo acordado.—

La frialdad en su tono, es igual que la frialdad en su mirada. Aún mantiene la copa en su mano derecha y la izquierda se mete a su bolsillo del pantalón. Siente ella como aquel adulto hombre, con algunas canas en su pulcro y bien peinado cabello, se aproxima a ella. Ningún gesto hace, no se intimida, no se inmuta, solo sigue igual, recta y con su mirada puesta en la contraria. Ambos Alfas, ambos puros, ambos queriendo ver quién bajará primero la mirada.

Y de nuevo, una ligera sonrisa ladina sale de ella, apenas alzando la comisura de su lado derecho de la boca, tan entretenida por la batalla que silenciosamente se ha formado entre ambos, por su parte no le bajará la mirada, aquello está fuera de discusión. Así que, mientras lo presiente aproximarse a ella, Kim espera con una paciencia que carece, a que el adulto hombre, termine de llegar hasta ella.

—Que no se vuelva a repetir.— Casi y gruñe las palabras —Sabes cuanto odio las impuntualidades.—

—No es como si me importa.— Por esa vez le da una sonrisa de labios sellados —No puedo dejar mis asuntos sin terminar por venir corriendo a su encuentro, señor Lee.—

♟️ SS&L ♟️EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora