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Otro menos, en donde los tres meses para que todo llegue a su fin, se está acercando de un modo muy rápido, pero nadie quiere notarlo. Kim Ye-Won se encuentra sentada en un escritorio con su laptop en frente, siempre ha conseguido instalar un despacho en donde sea que vaya, y estar en el campo, no ha sido impedimento.

La noche es fresca por esa vez, y los sonidos de los grillos, entre otros animales, dan una sensación de tranquilidad. Ella se pone de pie y camina hasta la ventana para ver, a través de ella, el oscuro cielo. La luna está en su más alto resplandor, hermosamente solitaria, y eso hace bufar a la Alfa.

—Te gusta jugar con la vida de tus hijos, pero mantienes bien sola, por hija de puta.—

El rencor que suele tenerle a la Diosa Luna, es algo que lleva consigo desde muy pequeña. Pues, por más ha haberle suplicado por ayuda, aquella blanca bola, a la cual todos los lobos suelen aullarle, nunca le ayudó a ella, a Kim Ye-Won.

La puerta es abierta y Ye-Won se distrae para después girarse y ver al Omega vestido con una camisa de ella. Las mejillas sonrojadas del joven adulto llaman la atención de la mayor por un momento.

—¿No vienes a dormir? Ya es tarde.—

—Iré.— Asiente —¿Taehyung?—

—Se ha quedado en casa de Seok-Kan...—

—Entiendo.—

Hay un silencio, pero también hay un contacto visual por parte de ambos. Es el menor quien se aproxima a ella para después alzar la cabeza, las manos del joven se deslizan por los brazos descubiertos de Kim. Apreciando esos tatuajes que suelen estar bajo ropas serias como los trajes ejecutivos que, desde que están viviendo rodeados de campo, Ye-Won ha dejado de usar para vestirse de un modo más natural y clásico.

—¿Estabas trabajando?— La ve ponerse de rodillas —¿Está todo bien?—

—Está todo bien, solo estoy organizando algunas cosas, ya sabes.—

La mano izquierda de la mujer se desliza por la desnuda pierna derecha de TaeYang y luego asciende hasta llegar al vientre de él.

—Ha crecido demasiado en poco tiempo.— Él apoya sus manos en los hombros contrarios —Creo que era esto lo que necesitaba, un poco de descanso.—

—Entonces, hicimos bien en venir a vivir en medio de nada.— TaeYang se ríe —Menos mal que no hay animales apestosos por aquí, joder.—

—Deberíamos- —

—Déjate de estupideces.— Lo interrumpe al saber lo que dirá

Lee TaeYang se ríe al ver la mueca de la mayor. Es tan cosquillosa, lo ha descubierto y le agrada conocer algo más de ella. En ese momento sabe el porqué se mantiene siempre pulcramente limpia y arreglada, siempre bien, siempre limpia, ella y el entorno en donde vive.

—No sabía que podías ser tan cosquillosa. Serían solo animales.—

—Animales que huelen a mil demonios.—

—Mantendríamos bien limpio, así que no olería mal.—

—¿Mantendríamos?— Se pone de pie —No me metas en tus alocadas ocurrencias, Lee.— Chasquea la lengua —Llegas a meter algún animal de granja y juro que me largo con mi cachorro y te dejo aquí.—

Hay una fuerte carcajada, por parte de Lee, una más de todas las que han estado teniendo la manada Kim en esas últimas semanas. Aunque, en un segundo apenas, Lee TaeYang deja de reírse para jadear fuertemente. La discreta sonrisa de la pelinegra se borra y el ceño se le frunce al ver como el Omega se tensa.

♟️ SS&L ♟️EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora