-¿A dónde vamos, papá?-
La mirada de aquella pequeña persona era oscura, tan oscura como la noche, pero brillosa, como la luna en lo más alto de un oscuro cielo. Había inocencia, una inocencia que cualquier niño debía de poseer a una de edad de tres años. Ella caminaba lado a lado con el hombre que le había tocado como padre.
Jamás tuvo una caricia, un abrazo, una sonrisa, nunca obtuvo un halago o algo que le demostrara que era ser, de cierta forma, querida de un modo genuino. Sin embargo, a esa corta edad, la pequeña Ye-Won no le daba importancia, era inocente, sin maldad en su corazón. Si era regañada, lloraba como cualquier otro niño, pero luego se le pasaba la tristeza y seguía.
Si se caía, lloraba viendo sus heridas y luego se levantaba para seguir jugando como si nada hubiese pasado. Pero eso nada más llegó hasta la edad de tres años, porque desde esa edad, desde ese número en adelante, ella dejó los juguetes para conocer que era sentir un arma en sus infantiles manos. Que era sentir dolor de un modo muy distinto a caerse del triciclo o del columpio.
-A donde perteneces.-
Tan solo hizo un mohín con sus delgados labios sin comprender, era alta pese a su corta edad, delgada y de apariencia llamativa, tenía ese algo que muchas personas le decían a Kim Jae-Hwa que su hija poseía, una belleza entre lo masculino y lo femenino.
Ye-Won siempre sonreía de lado, nunca lo hacía como alguien normal, sus sonrisas eran pequeñas, discretas y de lado, pero inocentes, sin maldad.
El cuarto en donde se adentraron, olía a humedad, la pequeña pelinegra arrugó su nariz por el desagradable olor, pero siguió a su padre, estaba un poco asustada, el lugar estaba en su oscuridad total, no había luz, pero, lograba ver todo bien gracias a sus genes lobunos. Se adentró tanto como lo hizo el mayor, sin cuestionar nada. Hasta que llegaron a una pared en donde unas cadenas estaban sujetadas.
-Ponte en la pared, Ye-Won.-
-¿Por qué, papá?-
El mayor detestaba que le dijese de ese modo, lo llamaba con mucha tranquilidad por aquel apelativo, causándole desagrado. Él quería más respeto; Alfa Kim, era como siempre le decía que le llamase, y aun si le daba uno que otro golpe a la más pequeña. Esta última terminaba llorando, pero luego olvidando el maltrato y llamándolo de nuevo papá.
Era su papá, ¿por qué al mayor no le gustaba que lo llamase así?
-No hagas preguntas, solo haz lo que te digo.-
-Sí, papá.- Era educada, muy respetuosa y obediente
Al momento en que se puso en la pared, Ye-Won sintió como sus pequeñas prendas eran quitadas de su cuerpo y luego cadenas decoraron sus tobillos y muñecas. Vio con inocencia pero el miedo reflejado, a su mayor. No logró pronunciar palabra alguna, los sonidos que de la nada escuchó, le dio a conocer que había ratas en el sitio. Se asustó cuando una pasó por sus pies, tanto que un grito salió de su garganta.
-Vendré luego.- Kim dijo, dándose media vuelta -Suerte.-
-¿Papá?- La pelinegra dijo -¿¡Papá!?- Él desapareció -¡Papá, no me dejes aquí!-
Un mordisco se le fue dado, pero no se inmutó, una rata la había mordido, pero no le importó. Estaba más asustada en quedarse sola en un lugar como ese, que, aun si bien podía ver con facilidad en la oscuridad, aun sus genes lobunos no estaban del todo desarrollados.
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♟️ SS&L ♟️EDITANDO
WerewolfSS&L es la mafia más temida de toda Corea Del Sur. Kim Ye-Won es la futura heredera de aquella sanguinaria mafia. Ye-Won deberá contraer matrimonio para mantener un trato y la vida de un chiquillo mimado a salvo. Ella odia la debilidad, detesta la v...