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• La intuición es una buena herramienta de advertencia.•

—¡Mierda!—

Kim Ye-Won se levanta abruptamente de la cama para tomar su móvil y marcar el número de TaeYang, poniendo el alta voz mientras se quita toscamente el pijama.

—Joder, más vale que contestes el puto móvil ahora mismo, Lee- —

—¿Alfa?—

Un suspiro audible escucha el menor ser dado por la Alfa.

—Levántate.—

—¿Qué?— Se escucha adormilado —¿Para qué? No quiero tener sexo por teléfono, Ye-Won.—

La mencionada pone sus ojos en blanco, siempre es lo mismo con el contrario cuando está somnoliento. Vistiéndose toda de negro junto a una gorra del mismo color, Kim Ye-Won revisa su Glock 19 y la carga, para también tomar algunos cuchillos y ponérselos detrás de la espalda y en las tobilleras.

—Quiero que te vistas.— Toma el móvil y lo acerca sus labios —Espero y la puerta esté asegurada. Ve al cuarto de ropa y quédate ahí, busca en las gavetas algún arma- —

—¿Qué pasa?— Se oye preocupado

—¡Haz lo que te digo, joder!—

Un silencio se deja sentir en la línea, TaeYang escucha algunos movimientos a través de la llamada y como ella maldice audiblemente más de lo que suele hacerlo diariamente.

—Me cago en el puto de tu padre, GyungHui.— Un portazo da ella al cerrar la puerta del cuarto —Jodido Omega esquizofrénico de mierda.—

Ye-Won llega hasta el garaje, en donde está su auto y una moto deportiva también.

—Ya he hecho lo que me has pedido. ¿Me dirás qué sucede?—

—Quédate ahí, no abras. Mantente alerta y dispárale a quien sea que entre, Jung sabrá como comunicarse contigo si quiere entrar. ¿Recuerdas?—

—Sí...— Respira hondo —Tres toques pausados y un silbido y sé que es él.—

—Exacto.— Ella asiente con la cabeza —No te dejes engañar, si no es así, entonces no es él.—

—Dime qué sucede.—

—Hay infiltrados.—

Aquella cabellera roja no la dejó dormir, se le hacía conocida, y supo de quién era, aquel Alfa que intentó matarla años atrás, y la Alfa, son hermanos, lo sabía, las facciones y aquel rojizo y llamativo cabello, se le hacía conocido.

—¿Qué?— Él retiene la respiración —No puedo quedarme aquí hasta que llegues. Si hay infiltrados, eso quiere decir que los Jeong deben de estar en camino.—

—Lo sé, puta madre, TaeYang. Y es por eso que quiero que te quedes ahí.—

—¿Cómo quieres que me quede aquí? No soy un niño, no voy a esconderme y esperar.—

—Lo harás.— Enciende la moto —No tomaré mucho tiempo.—

—No me quedaré escondido.—

Un gruñido gutural suelta Kim al escucharlo.

—Obedéceme, TaeYang.—

La lentitud en aquel tono lo hace dudar por un segundo. Muy fácilmente podrían llegar a una discusión por culpa de él, no obstante, no desea quedarse inquieto en un solo lugar cuando puede ayudar y hacer algo, o defenderse.

♟️ SS&L ♟️EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora