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Kim TaeYang es como un cuerpo muerto en ese momento, manejable, laxo, inerte. El chico ha parado de llorar, sus bonitos ojos miran lejanamente. No hay reacciones por su parte a los estímulos que están siendo dados a su cuerpo, la fuerza en que su piel es tocada, los pellizcos o manoseos dados. Él no quiere sentir, pero lo hace, le disgusta, lo siente abominable. Quiere gritar, pedir que se detenga, pero, de nuevo, solo se queda quieto.

El lobo del chico está presente, curiosamente está muy presente, con las orejas caídas, dando una imagen desechable y lamentable en la mente de TaeYang. El chico se cuestiona el; ¿por qué? ¿Por qué su lobo está tan presente en ese momento y no durante los buenos momentos que vivió con Min-Ho? ¿Por qué se muestra abatido y afligido cuando él no ha hecho nada malo? ¿Por qué le está pasando eso a él?

La opresión que está sintiendo en su cuerpo incrementa mucho más cuando realiza en cómo su piel se eriza por los toques de ella. Quiere gritar, quiere arrancarse la piel, desea aplacar sus nervios para que su piel no sienta nada y entonces no pueda sentir, no pueda soltar algún sonido indeseado. Él da un movimiento apenas cuando las manos de ella se acercan a su miembro.

"No quiero."

No quiere eso, no quiere ser profanado por ella, no quiere que su primera vez sea de esa manera. Detesta mucho el que ella se haya tomado el atrevimiento de tomarlo para sí, de tocarlo como lo hace, de marcarle la piel. Da un sollozo, doloroso, tembloroso, quebradizo. Él tiene mucho miedo, no quiere ser violado, no quiere que lo toquen sin su permiso.

"¡Reacciona!"

Internamente, TaeYang se grita, si no hace algo, será tomado sin su consentimiento. Se remueve él, lleno de fuerza, como una fiera dando su mejor batalla, tira golpes ciegamente, sus manos inmovilizadas le dificultan la tarea pero lo hace. Siente él un gruñido, pero no se detiene, mueve sus piernas con fuerza, golpeando el cuerpo que tiene encima del de él.

—¡Ayuda!— Logra gritar cuando sus manos son detenidas —¡Ayuda, por favor!—

—Grita.— Ella le susurra cerca de la boca —Hazlo más fuerte, grita más duro, así podrá alguien escuchar, tal vez.—

—Basta.— Pide en un hilo de voz —Haré lo que quieras, pero por favor detente.—

De los labios de la mayor sale una risa pequeña, burlesca, malévola. Ella mira aquellas facciones, como se nota tan asustado, como le pide con la simple mirada a que no haga lo que está a punto de hacer. La barbilla le tiembla al Omega, junto al labio inferior, sus comisuras, bajándose en una expresión triste y dolorosa.

Aquel Omega aprieta sus piernas cuando los dedos de la mayor se dirigen a su virgen entrada, con la cabeza niega vehementemente, el temblor vuelve a apoderarse de él. Suelta un desgarrador grito cuando dedos se adentran a su interior sin delicadeza alguna, su cuerpo entero se tensa, el llanto haciéndose más palpable, más fuerte.

No se suponía que debía de ser de ese modo, le aseguraron que nada de eso pasaría, que solo estaría casado, por seguridad, por un tiempo, pero nada de eso, de lo que está pasando en ese instante, de lo que ha vivido con ella, se lo dijeron. Muy al contrario, le aseguraron que nada malo pasaría, que ella no tenía el derecho de tocarlo siquiera. Sin embargo, puede palpar cómo los dedos de la mayor entran y salen con brusquedad, como su propio lubricante le facilita todo a ella.

El joven cierra los ojos cuando los chapoteos de los dedos con su lubricante natural se dejan escuchar, con la cabeza niega, y pide entre sollozos e hipidos a que ella tenga piedad y se detenga. TaeYang busca ayuda en su lado lobuno, quien solo está ahí, presente, pero no reacciona tampoco, es como si su lobo le hubiese dado el permiso a la otra de hacer lo que quiera. No lo entiende, no lo comprende. Él debería de estar ayudando, debería de estar tomando el control para sacarlo de ahí.

♟️ SS&L ♟️EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora