Camila merecía tener un poco de crédito, había logrado calmar la inestabilidad de Michael. El castaño no se sentía bien, no se sentía como él, ciertamente, había dejado de sentirse él mismo hacía mucho tiempo. Esa sensación de perderte a ti mismo, recordar con nostalgia como solías ser, que tan distinta vida solias tener. Es triste y un poco decepcionante a la vez, traicionarte, dejarte en algún rincón del mundo y ser alguien más.Es como si alguien más controlara su cuerpo, sus decisiones.
El castaño había tenido un día entero para pensar al respecto y meditar su situación, tenía que decidir algo, seguir con George y no estar solo, o dejarlo y hundirse en su soledad. El jueves en la escuela, Michael quería hablar con Anthony, quería explicarle un poco, ya que el rubio había tenido la mala suerte de siempre verlo en sus peores momentos. Michael sabía que siempre trataba de hablar con él, pero al final nunca sucedía nada, igualmente, no podía dejar de intentarlo.
Empezó su rutinaria búsqueda de Anthony, quería hablar a solas con él, pero poco a poco su séquito se fue reuniendo, hasta el punto en el que todo su grupo estaba buscando al menor. Michael estaba un poco desesperado al respecto, no quería involucrar a los chicos con sus problemas de Anthony, pero realmente no se atrevía a decirles que lo dejaran solo, sentía que sería un poco sospechoso. En recreo fue cuando más aprovecho para buscarlo, incluso buscó en el baño en el que lo había encontrado la última vez, no se le ocurría dónde más buscar, había intentado de todo. Cuando estaba a punto de rendirse, me vio a lo lejos, y creyó que sería una buena idea venir a preguntar.
En cambio yo veía como poco a poco, Michael y su séquito venían hacia mí, pensé lo peor y me preparé para partirle la cara, pues como mi último encuentro con el casi acaba en pelea, no había nada bueno qué pensar de él.
-Madison.- me levanté rápidamente del suelo.- Perdón.- se veía seriamente arrepentido.
-Michael, a mí no me tienes que pedir perdón.- Señala a Lizzy que estaba casi escondida detrás de Martina.- Si quieres que te vuelva a vender cualquier tipo de examen, tendrás que pedirle perdón.- Michael volteó a ver a sus amigos desesperado. El castaño no venía a pedir perdón porque tenía miedo de que ya no le vendiera exámenes, él genuinamente pedía perdón.
-Perdóname, fue una broma.
-Bueno, niño, ¿qué es lo que quieres?- fui directo al grano, ese tipo estaba ahí por algo.
-No quiero nada, solo venía a preguntarte algo.- eso era sospechosamente interesante.- Ya que eres la única que conozco que va en ese salón.
-Ve al punto Michael.- al castaño le costó un poco de tiempo elegir las palabras que iba a usar.
-¿No has notado raro a Anthony?- sabía por qué preguntaba, yo también lo había notado y ni siquiera era amigo mío.- Digo, desaparece todo el tiempo y cuando no, está con ese raro.
-¿Quién?- sabía a quién se refería, pero tenía qué fingir, tenía que sacar toda la información que pudiera.
-Ya sabes, el raro ese, el científico.
-Louis, el presidente de ciencias.- Michael se tensó al pronunciar su nombre.
-Yo no los he visto juntos, de hecho acabo de ver a Anthony en la cafetería.- Michael sabía que le mentía, el acababa de buscar ahí y no lo había visto.- Que tú seas un tonto y no pongas atención no significa que esté desaparecido.- abrió la boca indignado y sus amigos trataron de ocultar su risa.- Ya vete Michael.- el castaño se fue más decepcionado de lo que creyó que estaría.
Michael se dio la vuelta y salió de ahí, estaba molesto y un poco frustrado, caminaba sin rumbo murmurando cosas inexistentes. No era la primera vez que Anthony se escondía de él, pero estaba un poco harto del sentimiento cada vez que eso sucedía. Sus amigos se veían entre ellos mientras seguían a Michael, sin saber a dónde iban, pero de todas formas seguían al castaño.
ESTÁS LEYENDO
Bajo la Sombra de la Moneda
RomanceMichael, un joven atrapado entre las sombras de la mediocridad y los susurros persistentes de su mente, encuentra su vida entrelazada con Louis y Anthony, dos compañeros que parecen tenerlo todo. En la fachada de una normalidad superficial, la escue...