Capítulo 7

428 41 5
                                    


Después de haber permanecido unos tres minutos en el salón de detención, salió corriendo en busca de su bicicleta en la entrada trasera del colegio. Si tenía suerte, solo llegaría unos quince minutos tarde a su cita con George. Estaba un poco ansioso, pero sabía que George lo entendería, bueno, quería pensar. Vio la dirección del parque en su teléfono, sintió un gran escalofrío al ver que era el mismo lugar de cuando hizo su promesa con Anthony, le dolió el pecho, pero lo ignoró rápidamente. Tiró sus pensamientos a la basura, pues había llegado al parque y tenía que ver a George, tardo un poco en encontrarlo, ya que el mayor nunca le había dicho con especificación en donde se verían, terminó por encontrarlo al tiempo después.

Cuando lo vio sintió algo que, por supuesto, se sintió mal al pensarlo, pero la mirada de George al conectar con la suya fue algo tan ambiguo, que ni en un millón de años podría descifrarlo. Se acercó un poco temeroso, no tenía por qué estar nervioso, se decía a sí mismo, al final de cuentas era una cita.

-Hola, George.- saludó lo más cariñoso posible, el mayor se encontraba sentado encima de la manta que cubría el pasto verde y un poco húmedo.

-Llegas tarde.- Michael se congeló y tragó con dificultad.- Odio que roben mi tiempo.

"¿Es tiempo perdido el esperarme?"

-Lo siento.- se agachó para darle un beso en la mejilla y sentarse a lado de él.- ¿Esperaste mucho?- no recibió ninguna respuesta por parte del mayor, el silencio fue inquietante para Michael, pues solo hizo que se desataran sus pensamientos más inseguros.- ¿Pasó algo en el trabajo hoy, lo siento por no avisar?

-No sucedió nada.- no pudo haber contestado con más frialdad. El resoplar del aire se hizo persistente, haciendo que cualquiera se distrajera con solo escucharlo, Michael pudo haber sido uno de ellos, pero estaba demasiado concentrado en que pensar para agradar a George.

-Oh, ya veo...

-La comida se enfrió.- el castaño lo volteo a ver con una mueca, le importaba una mierda que la comida se hubiera enfriado, no le podía importar menos, quería pasar tiempo con él, pero no estaba funcionando.

-L-Lo siento, come tu primero, por favor.- tenía el estómago revuelto, si comía el más mínimo gramo de comida lo vomitaría todo.

George lo vio con recelo, pero rápidamente se apresuró a comer, el mayor comía con demasiada ansia. Michael lo veía todo en silencio, de cierta forma le repugnaba verlo de así de alterado, en los momentos mientras lo observaba, se llegó a preguntar, ¿Se había enojado porque llegó tarde? ¿O simplemente estaba hambriento? Le pareció que realmente no le importaba su presencia, mucho menos su esencia, que por algún motivo desconocido de la vida, George seguía a su lado.

-De hecho tenía algo que decirte.- trató de pronunciar mientras terminaba de tragar la comida restante en su boca. Michael volvió a sostener su mirada en él, prestaba suma atención

-¿Si?- George trago toda la comida, se detuvo unos momentos para mirar los ojos del castaño. Michael tuvo que hacer un esfuerzo inhumano para mantener el contacto con los ojos del mayor.

La brisa primaveral aumentó, las hojas de los árboles se aferraban al igual que Michael al sentir los labios de George. Al castaño lo tomó por sorpresa, esperaba de todo menos un beso, contuvo la respiración, no se podía concentrar en besar, George estaba haciendo todo el trabajo. Por algún motivo que Michael desconocía, ese beso simplemente se sentía distinto, no por algo malo, sino por desconocido. George se apartó durante unos segundos, e inesperadamente se volvió a acercar, pero esta vez se dirigió al cuello del castaño. Michael por primera vez sintió lo que era un chupetón de verdad, sintiendo escalofríos cada que la lengua del mayor hacía contacto con su cuello. El constante vacío que se formaba después de que George succionara aire, hacía que se estremeciera por completo.

Bajo la Sombra de la MonedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora