Capítulo 6

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Michael estaba tomando una siesta en plena clase de matemáticas, se había despertado hace un rato, pero seguía con los ojos cerrados, escuchando todo a su alrededor. Michael odiaba los lunes, todos los días en general, pero especialmente los lunes. Los lunes le recordaban lo miserable que era su vida. Como sea, las clases de matemáticas tampoco ayudaban en nada, todo le causaba pereza, todo le parecía aburrido. El castaño trataba de volverse a dormir, todavía era la mitad de la clase, pero Michael estaba demasiado atento a la conversación que estaban teniendo las niñas de al lado.

-Chicas, mis uñas están fatal.- se quejó la chica.- Mañana iré al salón, necesito arreglarlas.

-No están tan mal.- la otra chica trató de animarla.- Podrían estar peor...- Michael quería reír por lo absurda que estaba siendo la conversación.

-Tal vez me las pinte de azul.- las chicas alrededor hicieron ruidos de aprobación.

-Dios mío.- soltó sorprendida una niña del grupo que estaba viendo su celular.- Miren esto.- todas saltaron de sus asientos para ver el celular de la chica. Michael no aguantaba más y quería asomarse a ver.

-¡Es Anne Richman!- Michael busco en su archivero mental sobre esa niña, nada, estaba en blanco, no la conocía.- Salió del closet.- susurró lo último, pero no lo suficientemente para que Michael no llegara a escuchar.

Michael levantó la cabeza, se le había quitado el sueño totalmente.

De nuevo se encontró a sí mismo sintiendo lo mismo que había sentido cuando conoció a George. Esa intriga y curiosidad, era como si tuvieran un imán y Michael lo estuvieran atrayendo. Tenía tantas preguntas sobre todo, que creía que gente como él sabrían responder, sabrían entender y sabrían ayudar. Michael gritaba por ayuda.

No podía hacer mucho, no sabía quién era Anne Richman. Dejó de pensar en ello y se le olvidó.

Era martes el día siguiente, por lo tanto tenía que ir a trabajar. Había empezado a acostumbrarse al comportamiento de George. Esa pequeña ansiedad que sentía momentos antes de trabajar, al no saber cómo se iba a comportar George, cada vez lo anhelaba más.

-¿Cómo has estado Michael?- saludó Camila al entrar al local.- Tienes unas ojeras muy oscuras, ¿Has podido dormir?

-Hola, Cami, y no, no he podido dormir.- contestó restándole importancia.- El café y los cigarrillos no ayudan para nada, pero no puedo vivir sin ellos.- el castaño soltó una risita.

-Odio no poder dormir.- Michael asintió.- Es como, te estás muriendo de sueño, pero tu cerebro simplemente dice que no.- dijo mientras se ponía el delantal del uniforme.- Es tan frustrante.

-Sí que lo es, y mucho más cuando no has podido dormir en días.- Camila lo volteó a ver con un poco de pena, por el hecho de que hablaba con tanta naturalidad.- Aun así me las arreglo para estar despertó en el día.

El resto de la jornada fue con naturalidad, Michael esperaba el final de ella para recibir ese trato "especial de George", saben a lo que me refiero. Pero a pesar de eso, se había distraído de sus problemas un rato, con Camila trabajando a su lado y de vez en cuando lo hacía reír con alguno de sus chistes. Casi se olvidaba por completo de todos sus asuntos, de su jodida situación.

Como era de esperarse, al final del trabajo, Michael fue a la sala de servicio con George, recibió su dosis semanal de besos y supuesto cariño. Lo especial y distinto de esa tarde era que George tenía algo en mente.

-George...- Michael suspiró al ver al chico.

-Mi deseo por ti es enorme.- se acercó al castaño para sujetarlo por cintura.- Cada vez que veo tus hermosos labios, no puedo controlar mis ganas de besarte.

Bajo la Sombra de la MonedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora