You belong with me

Harry y Draco

-Muy bien, recuerda no soltar la mano de ninguno de tus papás y recuérdales que deben traerme ese pastel de chocolate que venden afuera de la agencia.

-Si mami- respondió el pequeño rubio besando en la mejilla a Astoria- te amo

-Tambíen te amo, bebé, ahora vayan o llegarán tarde.

-¿Le puedo dar un beso a mi hermanita?

-Claro que si.

Desde que descubrieron el sexo del bebé, Scorpius se había vuelto loco al imaginarse como un hermano mayor siempre protector de su hermana pequeña, incluso hacia sus prácticas de lecturas con cuentos de princesas para que su hermana escuchara.

También tenía un calendario en el que tachaba los días que iban pasando y de esa forma saber cuánto tiempo quedaba para conocer a su hermana, hasta ahora solo le quedaban tres meses y contando.

-¡Scorp, vámonos hijo!

-Voy, papá- el niño corrió hacia Draco quien lo alzó en sus brazos dando besos en la tierna carita, aunque no duró mucho ya que se lo pasó a Harry.

Astoria debía entregar sus últimos diseños pero no quería que los demás se enteraran de su embarazo hasta el evento donde presentaría su nueva línea de ropa, es por eso que Draco era el mensajero oficial, Scorpius se aseguraría de que su padre no cometiera ningún error y Harry, bueno, no había día en el que no se despegara de ellos.

-¿Estarás bien?

-Claro que si, tus padres y nuestros amigos están aquí, no hay nada de que preocuparse, Harriet y yo estaremos bien- se rió ante el disgusto en el rostro de su esposo, lo había estado molestando con ese nombre y al mismo tiempo hacia que Harry se ruborizara

-No la llamaremos así

-Tú nombraste a Scorpius, yo le daré a mi hija el nombre que quiera

-Pero no ese

-Vete ya, sino entregas mi trabajo habrá problemas.

Asintió de mala gana pero eso no le impidió besar a su esposa y despedirse de su bebé, sin duda había un gran cambio a como fue el embarazo se su primer hijo, aún así, no lo cambiaría por nada.

Fue directo al auto del año que Harry todavía veía como si fuera una alucinación, en su cabeza no concebía la idea de un Malfoy con un auto muggle y de última generación.

Pero para ese momento, Harry ya había aceptado que Draco, Astoria y Scorpius sabían demasiado del mundo muggle, inclusive más que él.

-¿Listo, Potter?- afirmó energéticamente, pasaría un día con ellos dos, no que le molestara la presencia de Astoria (ya no) pero tenía la esperanza de ser amigo de Draco y poder conocer más de su hijo.

-¿A dónde iremos?- preguntó mientras veía a Draco colocar a su hijo en un asiento pequeño en la parte trasera del auto.

-El agente de Tori nos verá en un restaurante, después debemos ir por un pastel de chocolate y...

-¡Por mis comics

-¿Comics?

-Si, Harry, el tío Erik me enseñó uno del hombre araña y otro de Superman, pero prefiero al hombre araña, papá, ¿crees que con magia podría hacer telarañas?

-Podemos hacer que el hombre araña sea mágico, pero si tú madre o abuela nos descubren, harás la cara adorable.

Harry se perdió un momento viendo interactuar a ambos rubios, desde que pudo entrar en la vida de Scorpius, notó como este era sumamente apegado a Draco y mientras pasaba el tiempo, más podía entender porqué, Draco era un padre fascinante, acompañaba a Scorpius en todas sus aventuras, jugaba con él y le explicaba todas sus dudas hasta la más absurda con una paciencia infinita, Draco estaba con Scorp en todo momento, era su máximo confidente y cuando el niño expresaba o hacia algo que no era correcto, le explicaba el porque hacía que aprendiera la lección, nunca con golpes, hechizos o gritos, hasta ahora jamás había visto que le levantara la mano o la voz. También notó que a pesar de los lujos y mimos, Scorpius no se parecía en nada al Draco que conoció en Hogwarts.