Eda

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En mitad de la sala del trono con una iluminación lúgubre y escasa, Camila alzo la mirada con algo de temor, nunca espero que el propio regente de las islas fuera a por ella, era tan irreal, pero había pasado y ahora estaba como su prisionera.

- (Espero que Luz este bien) - mascullo ella entre dientes, antes de oír la voz del emperador llamándola.

- Bienvenida a mi sala del trono, Camila Noceda - Las palabras del emperador escaparon de su boca, con un seco tono, complementado por una tos aún más seca.

- ¿Porque me has traído aquí? - Camila le cuestiono, reuniendo un falso valor frente al monarca, aun si en su interior la abrumaba una sensación de miedo no podía flaquear en frente de él.

El emperador rio por un momento, mirando con un ojo brillante a través de su mascara, fijado en la mujer - Solo eres un seguro, no planeo hacerte daño, siempre y cuando sepas acatar ciertas normas y apoyarme en . . . - Belos corto sus palabras, empezando a sufrir un ataque de tos que le impidió seguir hablando por unos segundos.

-Sabes, estoy muriendo, finalmente mi maldición está llegando a los últimos extremos - Confeso el, removiendo su mascara frente a la mujer humana, Camila sintió un escalofrió recorrer su espalda al ver las marcas adornar el rostro del viejo brujo - Pronto no seré más que una bestia sin mente, irracional como una más de aquellas brujas que osaron marcar mi cuerpo con su magia salvaje y profana - Belos miro a su propio reflejo en el metal de la máscara, suspirando pesadamente.

- ¿Acaso tienes miedo a la muerte? - Camila dio un paso, confrontando al viejo brujo - ¿Ahí algo de lo que te arrepientas? - una sonrisa se dibujó en el rostro de Belos al oír esas palabras.

- No, no hay nada excepto por aquello - Belos dijo con una mirada perdida en sus pensamientos por unos instantes - Pero eso es algo de mucho tiempo atrás, un tiempo en que mis emociones marcaron mi destino producto de mi propia estupidez y . . . - el volvió a sonreír - dejar que mis emociones tomaran lo mejor de mí.

- ¿Así que no te arrepientes? - Belos volvió a negar con la cabeza al oír la interrogante.

- Dime humana, acaso el cazador se disculpa con su presa - Señalo el emperador sacudiendo la cabeza en negación - ¡Claro que no lo hace! no obstante agradece que su sacrificio le permita subsistir por un tiempo. Mis esfuerzos en las islas se enfocaron en limpiar y traer orden a las islas hirvientes, pero ahora estoy cansado, después de tanto tiempo por fin la última de las brujas salvajes fue detenida y lo único que siento es un vacío.

Belos suspiro con pesadez - Por cuatrocientos años hice mi tarea detenerlas y ahora que lo hice me siento vacío y completo al mismo tiempo, deseo sentirme satisfecho, pero no puedo tras saber que mi legado este pavimentado sobre la vida de incontables herejes.

- ¡Eres un monstruo! - Camila exclamo, perdiendo parte del miedo que la invadía - miles de vidas, solo por un sueño y ahora que lo lograste sientes pena.

- Lo sé, es hipócrita de mi parte hacerlo y no me arrepiento del todo - el señalo, mirando a los ojos a la mujer - Ningún gobierno está libre de pecados y sangre derramada. Agradece que tu hija pudo volver en una pieza, no todos corren la misma suerte y como ejemplo de ello está la bruja que trajo a tu hija a las islas, Eda Clawthorne.

- ¿La maestra de Luz? - Camila cuestiono sus palabras, viendo al hombre sonreír por un momento.

- Así mismo, ella fue quien provoco la llegada de Luz Noceda a las islas con su mercado de artículos humanos robados - El resalto esto último, notando un pequeño tic en el ojo de la mujer - Es una suerte que la pequeña no acabara vendida como una mascota exótica. -

- ¡Estas mintiendo! mi hija me conto que Eda era una bruja excepcional - La mujer recrimino las palabras del emperador, negándolo - ¡¿Acaso mi hija está mintiendo?!

Boschluz - Lazos robadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora