Parte 46

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Mientras abrazaba a __ sentí su llano y como a la vez temblaba de frío así que me aleje de ella, me quite la sudadera y se la di. Ella no me dijo nada, solo me miro con los ojos llorosos, me regaló una breve sonrisa y se la puso. Sin decirle nada la tome de la mano y nos dirigimos al interior de la casa. Eran finales de septiembre y la temperatura comenzaba a bajar, así que mientras __ se sentada en el sofá yo me dirijo a encender la chimenea. Una vez encendida, me dirigí a la cocina y calenté un poco de agua para té para __ y un poco de café para mi; minutos más tardes, regrese a la sala con las dos tazas, le ofrecí una a __ y después me senté a su lado a beber mi taza de café sin decir absolutamente nada.

Transcurrieron algunos minutos en silencio, pero no podía más, así que decidí interrumpirlo.

-¿Que fue lo qué pasó? - dije mirando hacia la chimenea fijamente. __ estaba haciendo lo mismo, y aunque tardo, término por contestar.
-No se...- escuché como se hacía un nudo en su garganta y para disimularlo trago saliva, suspiro y continuo- solo quería sentirme tranquila- senti su mirada asi que voltee y la mire fijamente a lo ojos- he pasado meses extraños, extraño mi casa, extraño sentirme tranquila, sentirme yo... te extraño a ti- bajo la mirada y se soltó a llorar- no lidio bien con las perdidas, y alejarme de ti fue complicado

No dije nada, solo me limité a dejar mi taza de café en una de la mesita de centro que había frente a nosotros y después me abalancé a abrazar a __, ella me respondió el abrazo, el cual me lo dio con fuerza, después de eso recostó su cabeza en mi pecho y ahí nos quedamos, en silencio viendo consumir el fuego.

Pasó aproximadamente una hora cuando el estómago de __ empezó a hacer ruidos, tenía hambre y aunque ella quiso ignorarlo, yo no.

-Vere si puedo pedir algo para comer- dije sacando mi móvil de mi pantalón  sin dejar de abrazarla
-Jer, es la madrugada, nadie trabaja a esta hora- rio un poco- mejor platiquemos- se alejo de mi, y se sentó pegando su espalda en uno de los brazos del sillón, con los pies sin tennis arriba del sofá y mirándome fijamente

Me sentí nervioso ante ese cambio de actitud pues se veía seria, pero creo que uno de los siguientes pasos que necesitaba era eso, hablar con ella, decirnos todo y tal vez así poder por fin cerrar este ciclo.

El verano que lo cambio todo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora