4) Hacer de cupido

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4) Hacer de cupido


Alexa:

Lo bares universitarios son una locura. Encuentras todo tipo de personas, y todo tipo de situaciones, particulares.

Algunos llegan ya borrachos, otros tardan menos de media hora en estarlo. Siempre existe quien no bebe en lo absoluto, pero son los menos. Por algo cerca de las universidades hay más bares nocturnos que cafeterías para desayunar. Para los universitarios los estudios y las fiestas iban de la mano.

Había escuchado de este bar, sin embargo, nunca había venido. Ni a Paolo, ni a sus amigos, les parecía un buen sitio para pasar el rato. Como se creen tan exclusivos.

La rabia que me invadía al pensar en ellos no era normal.

—Deberíamos ocupar una de las primeras mesas para cuando la banda toque —sugirió Mack a mi lado —. También para evadir un poco el tumulto. He podido notar con mi olfato que hay personas acá que no conocen la higiene personal.

Miré su rostro y su expresión de aflicción me hizo considerar que tan rica era para que desde que entramos al bar estuviese tan agobiada. Su cara no era de alguien que estaba en un bar de universitarios, era de alguien que estaba rodeada de gente leprosa. La tomé de la mano y la guié hasta una mesa esquivando la máxima cantidad de personas. Como habíamos venido con Derek llegamos bastante más temprano que la mayoría de los que asisten a las fiestas, entonces aún existían mesas sin ocupar.

—Oye, ¿me puedes decir de donde has salido tú? —pregunté y Mack se limitó a mostrarse confundida —. Te encontré en una banca, llorando como loca bajo la lluvia y te traje a mi casa, pero no se nada de ti. Cuando introducía tu ropa en la lavadora noté que era ropa bastante costosa, y desde que llegamos el espanto no desaparece de tu expresión, como si nunca visitaras lugares públicos. Además, mira tu rostro. Pareces de porcelana.

—Recopilas datos como una detective.

—Soy muy observadora —resalté —. Solo dime ¿De donde saliste?

—Escapé de mi casa.

—¿No eres mayor de edad?

—Sí, pero me fui sin avisar.

—¿Por qué? No es que sea chismosa, pero te llevé a mi casa, me lo debes. Y si que soy un poquito chismosita —le mostré una amplia sonrisa.

—No es la gran cosa. Pasó algo con mis padres. No quiero hablar de eso en una... fiesta.

—Vale. Tus problemas, tus normas —me encogí de hombros —. Quieres algo para beber.

—Algo sin mucho alcohol, no lo tolero bien.

Me dirigí a la barra para a hacer el pedido. Luego de indicar la mesa a la que debían llevarlo volví con Mack.

—Ps... Alexa —la rubia llamó mi atención. Cuando nuestros ojos hicieron contacto agregó algo más —. Hay dos chicos en la mesa de al lado que miran fijamente hacia aquí.

—Es que somos muy guapas y estamos solas.

—Es raro.

—No pasa nada. Es inevitable llamar la atención de las personas.

—Están hablando de nosotras.

Volteé para ver por fin quienes nos acosaban con la mirada según Mack. Para mi sorpresa me encontré con alguien conocido. Alcé mi mano para saludar en la distancia y él me devolvió el saludo. En ese justo momento trajeron nuestras bebidas. Las tomamos y le pedí a Mack que me acompañara a acercarme a la mesa. Aunque ella no se quedaría sola ni de broma, considerando que piensa que esto es la selva de noche.

Todo es sobre tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora