22) El loro de la abuela de Alexa

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22) El loro de la abuela de Alexa

Alexa:

Como de costumbre, al volver a casa Derek no estaba. Lo busqué por cada rincón y, como el departamento era pequeño, tardé poco en comprobar que no se encontraba allí. Mack estaba sentada en la barra de la cocina con un montón de golosinas a su lado mientras veía videos tutoriales de maquilladoras. Dejé el bolso en la encimera y procedí a servirme un vaso de agua.

—Uy, suspiro profundo —comentó la rubia sin despegar la vista de la pantalla.

— ¿Qué? —inquirí confundida dudando si hablaba conmigo o solo comentaba algo sobre lo que estaba viendo.

—Que has suspirado profunda y dramáticamente hace un segundo —explicó y confirmé que se refería a mí —. ¿Todo bien?

—Sí,... supongo... O no... No sé, la verdad —volví a suspirar, esta vez consiente de ello —. Me siento agotada mentalmente.

— ¿Le estás dando vueltas a lo de Derek aún? Pensé que el paseo era para desconectar de eso.

—Y lo era. Pero el chico con quien fui pidió un café amargo y recordé que Derek dice que es imposible que alguien le guste eso, que fingen que les gusta solo para aparentar rudeza, que... —me detuve y negué con la cabeza —. Bueno, eso logré ignorarlo. Pero le hacía comentarios sarcásticos respecto a cosas y no los pillaba. Eso me recordó que Derek los pillaba hasta sin necesidad de mirarnos. Luego me insinuó que era raro que me encontrara soltera y yo intenté explicarle mis razones. No comprendió ni una, las interpretó de otra forma, no me entendió en lo absoluto. Obviamente eso me llevó a pensar en Derek, porque el comprendía todo lo que le explicaba. Incluso lo que para mi misma sonaba como una estupidez. El paseo terminó siendo un recordatorio de lo que tuve y perdí.

—A ver, chica. No exageres. Ni que estuvieras enamorada de Derek —dijo Mack riendo.

Yo estuve apunto, pero cualquier deseo de reír desapareció de repente.

Silencio.


—Alexandra, ¿estas enamorada de Derek?

Silencio.

—No —negué de prisa —. Claro que no. Solo que extraño a mi amigo, es eso.

Me bebí toda el agua que quedaba en el vaso mirando un punto fijo en la pared. Luego me volví servir. Pensando en lo que acababa de decir Mack.

Pero no, yo no estaba enamorada de Derek. Si estaba triste porque él me ignorara y mintiera para no pasar tiempo en casa, o porque ya no teníamos conversaciones en la madrugada, ni veíamos películas juntos, era porque éramos buenos amigos. Coloqué mi mano libre sobre mi estómago intentando aliviar el estremecimiento en mi interior. La misma sensación de cuando me había dicho aquellas palabras antes de marcharse en la tarde.

"Espero que no tengas que ahuyentar a este porque no estaré ahí y no tendrás a quien besar".

Tragué con dificultad.

Eso no significaba nada. Y el nudo en la garganta al recordarlo tampoco. Si Mack no hubiese dicho nada no me hubiera parecido raro. Solo estoy tergiversando mis propias emociones. Obviamente le tengo mucho cariño, pero no, no estoy enamorada de él.

—Ay, Dios mío ¡Ay, Dios mío! —exclamó la rubia poniéndose de pie en un salto —. Estas mirando a un punto fijo con las pupilas dilatadas hace cinco minutos.

— ¿De que hablas loca? —bufé.

— ¡Te gusta Derek!

—Deja de decir tonterías, Mackenzie —espeté molesta —. ¿Qué me va a gustar? Si somos amigos.

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