1)Busco compañero de departamento ¡Urgente!

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1) Busco compañero de departamento ¡Urgente!

Alexa:

Vertí el café directo de la cafetera a mi termo y derramé un poco, para no perder la costumbre. Me apresuré a limpiar un poco mi mano antes de correr a la salida del departamento. Cerré la puerta desde el exterior y tropecé con una de las cajas del maldito Paolo. No había venido por sus cosas y me estaba planteando tirarlas a la basura. Pero tampoco era tan mala.

Además, también había considerado varias veces volver con él desde que terminamos hace una semana.

Paolo se despertaba muy temprano a correr y, cuando yo me levantaba, ya el café estaba listo. Creo que eso es lo que mantuvo nuestra relación viva tanto tiempo. Eso y que pagaba la mitad de los gastos del piso. Es difícil cuando eres universitaria y vives de dar tutorías a niños de primaria.

Igual, estaba segura de que no quería volver con él. Él tampoco conmigo, prefería a sus amigos antes que a mí. Siempre lo supe.

Llegué a la primera clase corriendo para dar con la noticia de que el profesor no se presentaría. Quise estrangular a alguien, pero me controlé y me puse en marcha con mí otra misión del día: Encontrar alguien nuevo para que se mude conmigo. Caminé hasta el tablón de anuncios de la facultad y estampé el anuncio de "Busco compañero de departamento ¡Urgente!" para que la pegatina que tenía por detrás se adhiriera bien.

—Se busca compañero de departamento para mudarse de inmediato. Si eres un estúpido hombre hetero, ni te molestes en contactarme. Alexa —escuché a alguien leer la nota en mi anuncio y luego reír —. Me encanta lo directa que eres. Sin miedo al éxito.

Era Natalia. Una chica estudiante de Derecho con la que compartía residencia antes de salir de aquel lugar.

—Digamos que los hombres heterosexuales no me caen muy bien por estos días.

—Son un asco.

—Lo son —confirmé y reímos.

Natalia extendió la mano para tomar una de las tiras de papel con mi número y lo guardó en el bolsillo de su abrigo.

— ¿Buscas donde vivir? Podemos hablar ahora, no tienes que llamarme luego.

—No es para mí. La residencia es lo máximo a lo que puedo aspirar. Pero conozco a alguien que seguro le interesa —comentó.

—Mientras no sea uno de esos que mienten y te miran el culo, todo bien.

Natalia soltó una carcajada.

—Hablamos luego. Tengo clases.

Nos despedimos y volví a quedarme sola en el corredor. Me giré hacia mi anuncio. Como no encontrara a alguien pronto tendría que pagar la renta yo sola a fin de mes, y no faltaba tanto tiempo. Ya me visualizaba comiendo estofado de zapato.

Maldije a Paolo y a sus estúpidos amigos antes de dirigirme a la biblioteca a estudiar un poco.




Derek:

Tocan la puerta de mi habitación y lo pienso bien antes de abrir, porque se lo que se viene.

Los ojos de mi madre me observan tristes antes de dirigirse a las cajas amontonadas en el suelo de la habitación. Temo que se ponga a llorar o algo, pero no lo hace. Cuando intento alcanzar la mochila para irme a la universidad rodea mi muñeca con su mano y me detiene.

—No tienes que hacer esto, hijo —susurra, teme que mi padre escuche y se desate otra pelea como la de ayer.

—Tengo que hacerlo. Es mi vida y ustedes quieren vivirla como si fuera suya. No voy a permitirlo.

—Esto es solo un pasatiempo, no lleva a ningún lugar, y te está haciendo descuidar tu futuro, tu carrera universitaria.

—No es un pasatiempo —espeté molesto antes de respirar hondo para serenarme —. No es un pasatiempo. Ya hemos hablado de esto antes. Basta.

—Es cierto, no es un pasatiempo —apareció el que nadie quería ver aquí —. Es una gran perdida de tiempo y dinero. Tiras a la basura todo el dinero que hemos empleado en tu educación, para que tengas un futuro, para que tengas una buena posición en la vida.

—El "buen futuro" para mí es hacer lo que me gusta —le dije con voz firme —. Y por eso me marcho, mamá. Porque ninguno de ustedes lo entiende. Ser abogado no es lo que quiero, no me gusta y me va muy mal en la universidad.

—Entonces vete —zanjó mi padre —. Se acabó la discusión. Vete de aquí porque nosotros tampoco queremos desagradecidos. Pero que sepas que no tendrás un centavo de mi bolsillo. Olvídate de tus tarjetas, de la paga que te doy cada mes. Así te darás cuenta de que en el futuro que buscas solo hay carencias.

Comencé a caminar en dirección a la salida de la casa con mi madre pisándome los talones. Pensé que quería continuar intentando convencerme de cambiar de idea, de quedarme. Sin embargo, cuando me alcanzó sacó un sobre doblado a la mitad de su abrigo y me lo dio. Depositó un beso en mi mejilla antes de regresar con mi padre.

Una vez en mi coche abrí el sobre. Había dinero y una nota.

"Quería convencerte, pero eres mi hijo, sabía que no lograría hacerlo. Por eso te doy este dinero. No es mucho porque no puedo sacar más de la tarjeta sin que tu padre pregunte para que quiero tanto efectivo, pero intentaré darte esta cantidad a menudo. No es que no te entendamos, hijo, es que queremos lo mejor para ti.

Te quiere mucho, tu mamá"

Suspiré profundamente para luego prender el coche y dirigirme a la universidad.

#

—Estoy jodido, Natalia —murmuré mirando de reojo al profesor para comprobar que no se daba cuenta de que no le prestaba atención a la clase —. Si no encuentro donde vivir por un módico precio al mes voy a tener que dormir en mi auto, y es un Jeep. Un Jeep todo terreno sin techo, Natalia. Estamos en otoño ¿Sabes lo que significa?

— ¿Qué eres un insoportable que no para de molestar?

—Que me voy a empapar cuando llueva, voy a enfermar y a morir de bronquitis.

—Quédate en tu casa. Tampoco es tan malo que tus padres te paguen todo.

—Ni loco. Me pedirán que deje la banda y continue con esto. Ya no quiero.

—Ya cállate, Derek. Yo sí quiero ser abogada.

—Eres mi amiga, apóyame en esta crisis.

—Que pesado eres, de verdad.

Natalia dejó de tomar apuntes y rebuscó en el bolsillo de su abrigo. En un instante sacó la mano y depositó ante mi, sobre la mesa, un trozo de papel arrugado.

—¿Me ayudas dándome un trozo de papel?¿Qué se supone que haga con esto?

—Eres tonto —negó con la cabeza y me mostró lo que estaba escrito en ese papel —. Es el número de una chica que busca alguien para compartir departamento. Creo que te puede alcanzar con lo que tienes para el primer mes.

—Genial —celebré —. Gracias, Naty.

Esta puso los ojos en blanco y siguió tomando apuntes.

—Te debo una.

—Shhh... —silenció el profesor.

—Gracias —murmuré más bajito.

—Se llama Alexa.

—Alexa —repetí —. Lindo nombre.

—Antes de que sigas por ese camino, hay un pequeño detalle que deberías saber.

#

Respiré hondo mirando fijamente la puerta de madera ante mí. Relajé mis músculos y me preparé para lo que vendría a continuación.

Yo podía, fingir que era gay no podía ser tan difícil.

Alcé la mano y toqué el timbre. Cuando una chica más baja que yo, de cabello negro y despeinado me abrió y comenzó a escrutarme de cabeza a pies hablé.

—Hola —ahora me quería morir —. Vengo por lo del anuncio. Soy Derek, amigo de Natalia. Y también gay.

Todo es sobre tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora