12) Amigo fiel

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12) Amigo fiel


Alexandra:

Le había prometido a Mack que la ayudaría a vender su ropa para que tuviese algo de dinero, pero tuve que posponer esa actividad debido a una ola de exámenes que se me vino encima. Así era la universidad.

Mientras yo pasaba los días entre libros como una polilla, la rubia había conseguido varias entrevistas de trabajo y ningún puesto en lo absoluto. La cuestión era que a Mackenzie solo se le daba bien algo, y, para ser camarera, saber maquillar de forma extraordinaria no era de utilidad. Por otro lado Derek estaba enfocado en la música. Ensayaban más horas y se presentaban más días en el bar universitario. Me era extraño que ya ni siquiera me preguntara si quería acompañarlo para ver a la banda tocar. A veces eso me hacía pensar que él no se sentía tan cercano a mí como yo lo percibía. No obstante, en los momentos en los que coincidíamos solíamos pasarla genial juntos y esa sensación desagradable se me pasaba. Desaparecía cualquier presión y solo se trataba de reír hasta que nos faltara el aire.

Además, luego de sincerarme con el respecto a mi actitud con él sentía que ya no debía forzar nada, solo pasar el rato con un amigo.

—Y... ¡Gané! —celebró Mack poniéndose de pie para hacer su extraño baile de euforia —. Otra vez.

—Estás haciendo trampa —se quejó Derek entornando los ojos en dirección a la rubia.

—No seas mal perdedor —rebatió la rubia burlándose.

—Estás hacienda trampa Mack, has movido el cojín con el pie y se ven las cartas —señalé.

— ¡No! —intentó esconder la evidencia, pero ya era tarde.

—Lavas los platos toda la semana, Mackenzie —sentenció Derek, regodeándose en el desenlace de los hechos muy a gusto.

—Los detesto.

—No dirás eso mañana cuando te ayudemos a ganar dinero —le recordé recogiendo el desorden en el suelo.

Derek volteó a mirarme con el entrecejo fruncido, sin entender a que me refería. Entonces recordé que no le había dicho nada sobre los planes que tenía para mañana.

—Habrá un mercadillo en la residencia de Natalia y queremos llevar la ropa de Mack —comenté pensando en como decir lo siguiente —. Había pensado que, tal vez, si es posible, en caso de que no fuese una molestia...

— ¿Puedes decir de una vez lo que quieres decir?

—Tú y los chicos pueden venir. Quizás también tocar un poco —jugué con un mechón de mi cabello —. Es que puede que en el anuncio del mercadillo haya puesto que habría música en directo de una banda de cinco guapísimos chicos.

—Alexa —soltó en tono de regaño.

—Lo sé, soy una imprudente. Pero chicos atraen chicas —en mi cabeza eso lo justificaba todo —. Y necesitamos chicas.

Puso los ojos en blanco negando con la cabeza, pero...

—Vale, lo hablaré con los chicos.

Accedió y exhalé aliviada.

—La verdad pensé que sería más difícil convencerte. Eres un fácil, Derek.

—No me provoques, Alexandra.

—Me callo, me callo. No te enfades, recuerda que somos amigos.

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Dormir sabiendo que ya no tienes exámenes pendientes en un futuro inmediato y que has aprobado todas las materias es lo mejor del mundo. Una especie de paz que solo es comparable con cosas como que todo te salga según lo planeado.

Todo es sobre tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora